Una vez tuve un Jefe que se aprovechaba de mi. El requeria de mi que trabajase tantas horas que eso evitaba que pasase el tiempo adecuado con mi familia. Yo estaba agotada y nunca tenia tiempo para mi misma. El nunca me mostro agradecimiento, y sin importar lo que yo hiciese,él siempre esperaba algo más. Si yo alguna vez indicaba suavemente que quizá no pudiese cumplir una de sus peticiones, su ira comenzaba a surgir y yo me acordaba y cedia a hacer lo que él me habia pedido.
Conforme fueron pasando los años me molestaba cada vez más su control. Sentia que él deberia preocuparse lo suficiente para darse cuenta de que estaba requiriendo demasiado de mi; quería que él viese que mi vida estaba desequilibrada y que le importase lo bastante para decirme: "Tomate unas vacaciones, pues sin duda las mereces".
Cuando un día yo estaba orando acerca de la situacion y quejandome a Dios de lo injusto que era todo eso, El dijo: "Lo que tu jefe hace está mal, pero el que tu no lo confrontes esta igual de mal".
Fue dificil para mi oir eso. Como la mayoria de las personas, yo queria culpar a alguien por mi falta de valentia. Si yo no hubiese querido agradar a la gente y no hubiese tenido temor, me habria ahorrado a mi misma unos cinco años de tanto estrés que finalmente me hizo ponerme muy enferma. Mi jefe no era mi problema; yo era mi problema: Como dije anteriormente, muchas personas se aprovecharan de nosotros si lo permitimos. Yo permiti que él se aprovechase de mí.
Es importante comprender que Dios le ha dado autoridad en primer lugar y principalmente sobre su propia vida. Si no acepta y ejerce esa autoridad, puede que se pase la vida culpando a otros de cosas acerca de las cuales usted deberia actuar.
Usted deberia tomar sus propias desiciones de acuerdo con lo que crea que es la voluntad de Dios para usted. En el dia del juicio Dios no le pedirá a otra persona que dé cuentas de la vida de usted; ¡El se lo pedira solamente a usted (ver Mateo 12.36 y 1°Pedro 4.5) Joyce Meyer