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Tiempo devocional-Hector Spaccarotella: ENCONTRANDO PAZ
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: hectorspaccarotella  (Mensaje original) Enviado: 29/11/2012 14:34

En el momento en el que estoy escribiendo estas palabras disfruto de una bellísima tarde en la ciudad que vivo, en el extremo sur de la Patagonia, Río Gallegos. Una de esas raras y hermosas tardes de verano; hemos tenido temperaturas de alrededor de 28°, lo que para esta región del país es casi un milagro.

Desde donde estoy, este lugar que ya mencioné en alguna oportunidad que amo y es muy bello, puedo ver los árboles en todo su verdor como se mueven mecidos por el viento del atardecer, siento los gorriones en el jardín, tengo a mi amiga, a mi perra cerca de mí…

Podría decirse que están dadas las condiciones para que este sea un momento de paz… sin embargo no siempre es así, ni conmigo mismo ni tampoco es siempre así con otras personas.

Jesús dijo, cuando estuvo aquí en la tierra, “Oz dejo la paz, oz doy mi paz”. (Juan 14.27)

Pero no es la paz como el mundo la conoce, Jesús ofrece una paz distinta.

¿Cuál es esa paz que ofrece Jesús?

Una paz que no se altera por lo que pase fuera de nuestra piel ni se afecta por como estemos físicamente.

Siempre ha sido un tema de profunda investigación para mí, de intensa búsqueda.

Creo que una de las motivaciones por las cuales, hace ya muchos años, acepté a Jesús en mi corazón fue buscando paz, persiguiendo justamente esa paz que Él promete…

“Oz dejo la paz, oz doy mi paz”

¿Cuál es la paz de Jesús?

¿Dónde se encuentra?

¿De qué forma se manifiesta?

¿Cómo entra o sale de una persona emergiendo desde el lugar más íntimo del corazón hacía afuera, irradiándose?

Hay determinadas familias o personas que cuando uno entra a su casa dice – ¡qué paz que hay en este lugar!- y después, en muchos casos, uno se termina dando cuenta de que esta gente a la que uno visitó es un cristiano o es una persona de fe que trata de ser coherente con aquello que profesa.

¿Qué es? ¿Dónde está? ¿De qué forma encontrarla o como comprar esa paz?

Muchas personas viven sin encontrar paz tampoco con los demás, viven peleándose contra el otro o no tienen la capacidad de perdonar a los demás ni de pedir perdón.

Claro, ellos no pueden encontrar paz con el otro si primero no inundan su corazón de la propia paz.

Los místicos lo dicen: en cada uno de nosotros existe un lugar para el silencio y la libertad, un lugar de recogimiento y de paz, un lugar de calma donde nada ni nadie puede interrumpir.

Me acuerdo que en los ´70 leí muchísimo a Carlo Carretto, un hombre católico, laico, que fue a buscar esa paz en Cristo a través de la contemplación en el desierto… ¿Será qué está allí?

¿Para encontrar esa paz hay que ir al desierto?

¿Será que para hallar esa paz hay que encerrarse en cuevas? ¿O en Celdas? Como uno suele ver a sacerdotes, pastores o religiosos… ¿Habrá que enclaustrarse en un monasterio para encontrarla? ¿Aislarse del mundo?

¿Será que para encontrar esa paz que Jesús promete hay que apagar la televisión o no tenerla en la casa directamente? ¿Hay que alejarse de las noticias, de los diarios, de los medios de comunicación o de las radios?

Para encontrar ese lugar de silencio y de libertad ¿hay que irse al medio de la montaña y convertirse en un ermitaño, en una persona que no tiene contacto con nadie?

Yo sé de personas que se han ido al medio de la montaña a vivir como eremitas, conozco gente que ha ido al desierto a buscar esa paz y tampoco la encuentran.

Porque este lugar de silencio y de libertad, que te mencionaba antes, no está en el afuera ni en el entorno si no que tiene que brotar como agua fresca de un manantial de montaña, tiene que salir desde adentro nuestro hacia afuera.

No tenemos que crear ni salir a buscar ese lugar porque está adentro nuestro, en tu interior y en el mío, allí es donde podemos sentirnos completos.

En un mensaje anterior hablaba del sentido de completud, de orientación y de enfoque hacía Dios, que significaba para Jesús el ser perfectos como el Padre lo es, y ahora te hablo de la necesidad de ser completos para encontrar paz, la necesidad de la búsqueda de Dios haciendo foco, afilando nuestra dirección, el sentido de nuestras vidas en la búsqueda de Dios como una condición para encontrar esa paz.

Este ámbito de paz interior, este espacio de silencio y de libertad no se encuentra dañado por nuestros defectos si no por nuestras debilidades; no se ve afectado por las opiniones y prejuicios que el otro pueda hacer de nosotros, no tiene más paz interior aquel que está absolutamente seguro de sí mismo, no es una persona de paz aquel que no tiene debilidades y brilla en un 100%, ni tampoco aquella persona que puede abstraerse del juicio o de la crítica del otro…

Ese lugar de armonía que Jesús nos propone a vos y a mí es independiente de todo eso y está adentro tuyo desde el momento en el que tomas tu decisión de aceptar que Jesús venga a inundar tu corazón.

Si podemos tomar contacto con ese lugar y realmente encontrar ese espacio de plenitud adentro nuestro, los errores que podamos cometer van a dejar de tener poder sobre nosotros, vamos a poder admitirlos porque sabemos que en nosotros existe esa realidad pura e intacta.

Una y otra vez vas a poder experimentar ese ámbito interior sin forzarlo, sin que uno tenga que ponerse de rodillas o flagelarse o irse al medio del desierto a padecer sufrimientos, o a hacer una vida de ascetismo.

¿Sabés quienes eran los ascetas?, (o quienes son porque todavía hoy los hay), esos monjes que se van a la mitad de un bosque o algún lugar en el que no hay nadie, se ponen en posición de yogui con las piernas cruzadas y las manos puestas sobre las rodillas y se quedan allí durante horas, días, meses… ¿será ese el camino para encontrar paz?

Uno sabe de personas que han ido al Tíbet o a la India, o a otras regiones donde hay una mística orientalista, buscando paz. ¿será ese el camino?

Tampoco es así. Porque otra vez volverías a cometer el error de buscar afuera de vos.

Si me entrego a una meditación que me lleva hacia adentro, donde puedo ver y reconocer este estado de silencio y de libertad dentro mío, logro ver esta tarde que me rodea hoy o disfrutar de una amanecer como el de esta mañana, puedo gozar de aquello que Dios me ofrece a través de este día que vivo e incorporar y permitir que fluya eso que estoy recibiendo de afuera con todo ese río de agua fresca que sale de adentro mío.

Es como estar de acuerdo con la vida, una profunda experiencia espiritual donde tengo que admitir, pero no porque yo me pare en un lugar donde tengo todo resuelto, una búsqueda que también me tiene a mí caminando hacia la paz.

La Biblia, en la epístola hacia los hebreos cuyo autor de desconoce, que está en el Nuevo Testamento, habla del santísimo en el que es introducido Jesucristo, ese espacio tan cerca y tan en comunión con Dios del que forma parte Jesús y en el cual ya, a partir de Su muerte y resurrección podemos también ingresar nosotros.

Otros autores hablan de una chispa espiritual, del aposento más interno del castillo, del alma, de la celda interior, del desierto interno, de la contemplación interior, todas imágenes que tratan de explicar algo que solamente tiene una sencilla forma de mencionarse, aceptar a la persona de Jesús, admitir que Él es quién es, el hijo de Dios hecho hombre, aquel que vino a la tierra por vos y por mi; y que a partir de Su muerte y de Su resurrección hoy está dándote la posibilidad de encontrar la única, creeme que es la única forma posible de paz para con vos mismo y a través de esa armonía interior también para con los demás.

Yo creo que la posibilidad de cerrar los ojos y de encontrarte con ese Jesús vivo adentro tuyo, Ese que te está buscando desde que naciste y desde antes también, desde el momento mismo de tu concepción, el Jesús que quiere integrarte en unidad con Dios para que puedas tener contacto y hacerlo tuyo. Poder cerrar los ojos y entender la omnipresencia de ese Dios uno y trino te va permitir encontrar esa paz interior que ofrece Jesús.

“Oz dejo la paz, oz doy mi paz”

¡Qué bello!

Yo quiero eso Señor para mi vida, quiero encontrar esa paz que sobrepasa cualquier posibilidad de entendimiento. Un estado de tan increíble armonía en mi relación contigo, esta mente torpe y finita que tengo yo como persona, como ser humano, apenas puede llegar a elucubrar, a pensar o discernir.

“Oz dejo la paz, oz doy mi paz”

Yo la quiero, ¿cuál es tu respuesta? Porque Dios te la está ofreciendo también a vos.

Dios te bendiga.

HECTOR SPACCAROTELLA

tiempodevocional@hotmail.com

Río Gallegos, Argentina



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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: Dios es mi paz Enviado: 30/11/2012 14:49
 
 
 
Gracias Hector, muy bueno! Esa paz inigualable que solo puede darnos Dios, precioso, bendiciones.

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: Lolis Navarrete Enviado: 10/03/2013 03:49
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