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Tiempo devocional-Hector Spaccarotella: una sola carne
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: hectorspaccarotella  (Mensaje original) Enviado: 06/12/2012 12:53

Una sola carne

 

 

Existen cinco principios que caracterizan la unión de un matrimonio cristiano. Y estos principios están basados en un texto bíblico, en el que Jesús habla sobre el tema.

 

Tomando como referencia, el texto escrito en la versión Reina Valera 1960, en Mateo capítulo 19, Jesús dice:

 

Mateo 19:4 al 6  “Él respondiendo les dijo: no habéis leído que el que los hizo al principio varón y hembra los hizo, y dijo, por esto el hombre dejará padre y madre y, se unirá a su mujer y, los dos serán una sola carne.

Así que no son ya más dos sino una sola carne, por tanto lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.”

 

Este texto caracteriza los cinco principios del matrimonio cristiano:

 

El de separación espiritual, porque el hombre y la mujer dejaran a su padre y a su madre para formar una nueva familia, distinta.

Es necesario, que logren independizarse espiritualmente de las familias de sus progenitores, construyendo una nueva célula.

 

Existe una regla de oro, en relación con esto, que dice que nunca permitamos a un familiar criticar o hacer comentarios sobre nuestra pareja o cónyuge, sin que los dos estemos presentes para escuchar lo que están diciendo – miren papás, me parece bien lo que están diciendo, pero me gustaría que lo podamos discutir y charlar estando presente mi pareja, si ella o él no están presentes, no quiero que hablemos de mi matrimonio, o de las cosas que hacemos bien o de las cosas que hacemos mal-.

 

Una regla de oro que fija que, para nosotros, a partir del momento en el que nos casamos, esa pareja que estamos construyendo, esa nueva célula familiar que conformamos, se convierte en el centro y todo lo demás queda afuera.

 

El segundo principio que caracteriza un matrimonio cristiano, es el de permanencia, lo que Dios ha unido no lo separe el hombre.

Dios ha construido, a través del matrimonio, una unión que no tenemos derecho de romper.

Él ha constituido a tu pareja en un compañero de viaje en tu jornada.

 

Entonces, tenemos que invertir tiempo en la relación, en buscar intereses comunes, ¡precisamos emplear nuestro tiempo en ser románticos!.

 

Cuantos de ustedes se abran animado a convertir el día de ayer, en un San Valentín. Yo te invito a que transformes el mañana, en un eterno día de San Valentín, de los enamorados, de los novios.

Yo te invito a que vuelvas a reflotar, varón o mujer, el romanticismo de tu pareja. No como una ocasión de celebración una o dos veces al año, sino como una actitud cotidiana.

 

Te acordas que hablábamos también, en relación con este principio de permanencia, a la necesidad de renovar, renovar diariamente los votos matrimoniales, que cada día puedan tomarse de las manos y revivir ese compromiso, asumido frente a Dios, en el momento en que se casaron.

 

El tercer principio que da el fundamento para una unión del matrimonio cristiano. Aquello que unió Dios esta unido por Él y, debe ser mantenido en unidad por Dios.

 

Dios es el puente espiritual en nuestro matrimonio, Él nos juntó, Él unió tu pareja, Él construye con nosotros una obra única e irrepetible. Así como son únicas las huellas de tu mano y, lo son también tus genes, del mismo modo es única tu pareja, no hay otra igual, no se puede construir una pareja con los mismos fundamentos que la tuya.

Él se ocupa de fundamentar nuestras vidas, de modo que cuando pensemos en nuestra pareja, debemos verla como aquella que Dios construyó con nuestro matrimonio.

 

Y Él construyó nuestra pareja con el objetivo de orar y adorar juntos, de leer la Biblia unidos, con el fin de compartir los tiempos de devocional, también, de recuperar esa vieja costumbre de bendecir la mesa familiar, juntos, tomados de las manos.

 

Permite que tu pareja sea bendecida a través de cimentar la unión, de abonar la alianza, poniendo a Dios siempre en medio de la pareja.

 

Y hablábamos de la cuarta característica de un matrimonio cristiano, la relación íntima entre dos personas distintas que, como dice el texto de San Mateo que leíamos antes:

 

Mateo 19:5 al  “... los dos serán una sola carne”

 

Somos dos personas distintas, dos individuos, cada uno creado para Tus propósitos, para cumplir una misión diferente. Dignos ambos del mismo respeto, pero nos hemos convertido en una sola carne.

 

Este texto es de verdad muy fuerte, porque pensar en una sola carne, en un solo pedazo de carne animal, es considerar algo que difícilmente pueda separarse y construir dos unidades distintas.

La única forma de separar dos trozos es desgarrándolos y eso ya no vuelve a unirse nunca más.

 

En relación con esto, una persona escribió un mensaje de correo electrónico, en el que decía – yo necesito ayuda con esto, porque mi mujer no entiende lo que quiere decir de verdad Dios cuando habla de una sola carne, construida a partir de individuos distintos, que tienen su independencia-.

Con este amigo que escribió este mensaje y con vos también, quiero compartir un cuentito que viene de los indios Sioux de EEUU.

 

El cuento va enseñarte, de verdad, cosas que tocarán a tu corazón y probablemente te va dejar pensando sobre realidades cotidianas que tienen que ver con tu pareja.

 

Cuenta una vieja leyenda de los Indios Sioux que, una vez llegaron hasta la tienda del viejo brujo de la tribu, tomados de la mano, Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros y Nube Azul, la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de al tribu.

-Nos amamos-, empezó diciendo el joven, -y nos vamos a casar- dijo ella. –Y nos queremos tanto que tenemos miedo, por eso venimos aquí, a pedirle un hechizo, un conjuro o un talismán, algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos, que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar la muerte-.

-Por favor- repitieron. ¿Hay algo que podamos hacer?

El viejo los miro tiernamente y se emocionó al verlos tan jóvenes y al verlos tan enamorados, tan enamorados estaban que tenían miedo de que ese amor no dure para siempre. Y estaban muy anhelantes, esperando su consejo y su sabiduría de los años.

–Hay algo-, dijo el viejo. – pero no se, es una tarea muy difícil y sacrificada.

A la joven, Nube Azul, el viejo le dijo -¿Ves el monte al norte de nuestra aldea?, deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos. Deberás cazar allí en ese monte al halcón más  hermoso y vigoroso del monte, si lo atrapas deberás transportarlo aquí con vida, el tercer día después de la luna llena, ¿comprendiste esto hija?-.

-Y a ti, Toro Bravo- siguió diciendo el Brujo, -deberás escalar la montaña del Trueno y cuando llegas a la cima encontraras la más brava de todas las águilas y, solamente con tus manos y una red deberás atraparla sin heridas y traerla ante mi, viva. El mismo día que vendrá Nube Azul, aportarás tu el águila-.

-Ahora salgan, si es tan importante para ustedes la pareja, vayan a cumplir su misión-.

Los jóvenes se abrazaron con ternura y luego partieron a cumplir la tarea encomendada por el anciano. Nube Azul hacia el norte y el joven hacia el sur.

El día establecido frente a la tienda del Brujo, los dos jóvenes esperaban con las bolsas que contenían las aves solicitadas.

Nuevamente el anciano salió de su tienda, lleno de ternura por ver el inmenso amor que esos jóvenes tenían. El viejo les pidió que con mucho cuidado sacaran las aves de las bolsas.

Eran verdaderamente hermosos ejemplares, el mejor halcón encontró Nube Azul y un águila perfecta encontró el joven. –

Y ahora, ahora que haremos-, pregunto el joven - los mataremos para beber el honor de su sangre-.

-No-, dijo el Viejo, -los cocinaremos y comeremos el valor en su carne, propuso la joven..-No-, repitió el Viejo - ahora van a hacer lo que yo les digo: tomen las aves y atenlas entre si por las patas con esta tira de cuero, cuando las hallan anudado suéltenlas y que vuelen libres.

El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron a los pájaros atados entre si, unidas sus patas con una tira de cuero.

El águila y el halcón intentaron levantar vuelo, pero solamente consiguieron revolcarse por el piso, unos minutos después irritadas por la incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre si hasta lastimarse.

-Este es el conjuro- dijo el viejo, -jamás olviden lo que han visto.

Ustedes son como el águila y el halcón.

Si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no solo vivirán arrastrándose sino que además, tarde o temprano, empezaran a lastimarse el uno al otro.

Querido amigos-, dijo el anciano,- si quieren que el amor entre ustedes perdure, vuelen juntos pero jamás vuelen atados-.

 

¿Cuál es tu realidad en relación a con esto? De verdad que me gustaría, siempre soñé con la posibilidad de que pudiéramos formar un grupo de matrimonios, donde pudiéramos discutir cosas que tiene que ver con nuestra vida. ¿Cómo fue, cómo es tu vida matrimonial?

 

Alguna vez pensaste, cuando eras novia o novio, cuando todavía no te habías casado, que las cosas iban a hacer como se dieron. Decíme, si vos vieras tu matrimonio, ¿cómo es de igual o de distinto respecto de cómo lo soñabas?.

 

El haber leído este texto, que viene de los indios Sioux. ¿Este cuento toca tu corazón de algún modo?. Por lo menos tiene que ver con lo que este señor, planteaba en su mensaje electrónico.

 

¿Cómo hacer para poder ser una sola carne?. Para construir algo absolutamente indisoluble, sin perder la individualidad ni el respeto o la dignidad que cada miembro tienen.

 

De algún modo creo que toca nuestro corazón, de alguna manera toca el mío y espero que toque el tuyo.

 

HECTOR SPACCAROTELLA   

Río Gallegos

Argentina

tiempodevocional@hotmail.com

www.puntospacca.net

 

 

 



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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: Dios es mi paz Enviado: 06/12/2012 15:01
 
 
 
Hola Hector!! Muy buen mensaje, principios que actualmente no se tienen muy en cuenta pero que son básicos para el exito del matrimonio, que tengas un buen dia, Araceli

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: Lolis Navarrete Enviado: 10/03/2013 03:56
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