Sogas
No puedo amarte si te necesito.
No eres libre y yo estoy preso.
El amor suelta la soga que ata
y disfruta de ver ir y venir
(jugando entre realidades)
al ser que se ama.
Quiero aprender a disfrutarte
jugar en los jardines de mi casa,
pero también cuando te busque
y no te vea
también cuando sólo cerrando los ojos
pueda sentir tu voz que me habla.
Quiero sentir el dolor de la ausencia
pero que el corazón siga latiendo
íntegro
pleno
cuando no estés cerca.
Mañana es posible que el Amor te lleve
porque no eres mía y no soy tuyo.
Mañana sucederá que mi mano
No tenga la tuya para tomar en el camino.
Pero de tanto amarte te sentiré a mi lado,
de tanto amarte, aún cuando no estés
seremos uno.
¿Qué tienes que aprender de esto?
(me dijiste)
No a endurecer el corazón, estoy seguro.
No a dejar de imaginarte para sentirme pleno.
Quizá a seguir en el camino de la vida
sabiendo
que aunque no vea las huellas de tus pies
estás conmigo.
Si no fuera así no sería amor, no serías libre
Y yo estaría preso.
Juguemos al juego de soltarnos,
mirémonos correr, y disrutemos
que mañana habrá que cerrar los ojos
para vernos,
pero la misma alegría debe llenar el alma
y los labios inundarse de los mismos besos.
HECTOR SPACCAROTELLA
tiempodevocional@hotmail.com
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