No tomes decisiones cuando estás cansad@
Siempre he reclamado que no tengo ningún talento artístico-musical, no canto, no toco ningún instrumento (salvo flauta dulce), no pinto, no dibujo, ni tampoco soy el as de las pistas de baile, pero si hay algo en lo que me destaco es en siempre querer arreglar las cosas INMEDIATAMENTE. Cuando se me avería un enchufe corro para ver si puedo repararlo. Cuando compro ropa nueva le corto las etiquetas inmediatamente para que después no me den comezón. O sea, soy una fanática de la inmediatez.
Lo peor de todo, es que muchas veces cuando tengo que tomar una decisión importante, me precipito porque quiero resolverlo rápido. Me carga la sensación de tener algo pendiente. Lo sé, debes estar pensando que soy muy maniática y debes estar compadeciendo a todas las personas que me rodean. Está bien que lo hagas. Yo también lo hago a veces. Sin embargo, en este proceso de tomar decisiones, hace varios años atrás aprendí un principio que nunca he podido olvidar.
Se dice que cuando uno vive una situación extrema o una experiencia poco habitual la conciencia se estrecha, lo que significa que no somos capaces de razonar bien o de desplegar un repertorio adecuado de conductas porque lo que vivimos no lo habíamos experimentado antes. Cuando estamos cansados, agotados o agobiados por algo, nuestra “mente” suele cooperar muy poco en que nos sintamos optimistas o esperanzados sobre alguien o algo; por esta misma razón se recomiendo no tomar decisiones cuando se está cansado. Pongamos un ejemplo concreto: discute mucho con tu pareja sobre alguna situación puntual, muchas veces han intentado llegar a acuerdos y no lo han logrado de manera definitiva; llega un punto en que se vuelve a repetir la situación y estamos tan cansados que lo único que queremos es, como dicen en mi país, mandar a la punta del cerro a la otra persona (o sea, no verla más) y “deshacernos” del asunto rápido. Te tengo (lamentables) novedades, entre más rápido quieras resolver algo, peores resultados tendrás. Siguiendo el mismo ejemplo anterior, puedes destruir una linda historia producto de la impulsividad por tener las situaciones bajo TU control.
Si hay alguien que fue ejemplo de espera y de no tomar decisiones estando cansado fue Jesús. ¿Te imaginas si Él, para acortar su agonía, se hubiese bajado de la cruz a los cinco minutos de ser crucificado? O más aún ¿te imaginas que hubiese encontrado que era mucho tiempo resucitar al tercer día y resucitara a las horas de morir? O incluso más, ¿te imaginas que no hubiese escogido a ningún discípulo porque estaba cansado de que se demoraran tanto en captar su mensaje? Jesús nunca tomó decisiones estando cansado, por eso siempre oraba a Su Padre para que le diera claridad y reposo, para poder decidir bien, no atolondradamente.
Tomar decisiones es muy difícil, estoy absolutamente de acuerdo contigo, por eso mismo te aconsejo que cuando estés cansad@, te des un tiempo primero para descansar (tanto física, emocional y espiritualmente) y luego decidir qué es lo que quieres hacer o los pasos que vas a dar. Cuando tomas decisiones fatigad@, es la fatiga quien decide por ti y no el hombre y la mujer valiente que tú eres. Ese es el desafío: descansar y luego, decidir.
Autora: Poly Toro