Sólo debes hablar…
A veces nos sentimos solos o incomprendidos. Pensamos que sólo a nosotros nos pasan ciertas cosas y que nadie nos logrará entender. En ocasiones puede tener algo de verdad, pero por lo general no es así.
Generalmente vienen a nosotros problemas o situaciones nuevas, por lo que no tenemos un “repertorio” de cómo vamos a proceder y muchos menos, de cómo va a terminar. En esos momentos nos sentimos muy solos, nos aislamos pensando que en nuestro silencio vamos a encontrar la respuesta. Cuando esto no ocurre, nos desanimamos con facilidad y preferimos enfrascarnos en reflexiones circulares que no terminan en ningún puerto.
¿Qué podemos hacer al respecto? La verdad es que hay una manera infalible de superar estas circunstancias adversas ¿Quieres saber cuál es? Es muy simple y de seguro tú ya la manejas muy bien, se llama: HABLAR. Sí, leíste bien, HABLAR.
Hablar es un acto creativo, construimos un mundo a través de las palabras. Por ejemplo, si cuando me levanto en la mañana digo “qué día más horrible”, lo más probable es que el día no me quiera defraudar y sea precisamente así: horrible. Pero si frente a una situación yo hablo confianza, buen humor, alegría, esperanza y positivismo, es muy probable que el día se transforme en eso. Bueno, lo mismo ocurre cuando estoy en dificultades.
No necesito ser un jinete solitario cuando hay gente que me rodea que podrá escucharme (si no es así, siempre puedo tener una buena conversación conmigo mismo) y aportarme desde lo que ellos han vivido. Cuando necesito ayuda o compañía debo aprender a pedirla. No nos hacen menos fuertes nuestras debilidades, por el contario, nos hace valientes cuando somos capaces de reconocerlas y saber cuándo es tiempo de hablar para pedir asistencia.
Aprendamos a hablar. Sí, como lo lees. Aprendamos a hablar, a plantear nuestros deseos y nuestras inquietudes, a manifestar nuestros sentimientos, pero sobretodo, aprendamos a pedir ayuda, sólo así, seremos capaces de recibirla y proporcionársela a otr@s.
Autora: Poly Toro