Vencio... para entender correctamente la resurrección hay que hacer una distinción elemental: una cosa es resucitar, y otra cosa es revivir. Jesús no revivió, sino que resucitó. Revivir es volver a la vida que se tenía antes de la muerte. Por lo tanto, el que revive vuelve a ser un hombre mortal, porque vuelve a estar en este mundo, como uno de tantos. Eso es lo que ocurrió en el caso de Lázaro (Jn. 11:43-44) o en el hijo de la viuda de Naín (Lc 7:15). Por el contrario, resucitar es vencer definitivamente la muerte y, por consiguiente, escapar ya para siempre de ella. En consecuencia, se puede decir que quien revive vuelve a este mundo, mientras que quien resucita traspasa para siempre las fronteras de este mundo. Ahora que sabemos esto, ¿Se puede decir que la resurrección fue un hecho histórico?, depende si por hecho histórico se entiende lo que se puede comprobar en el espacio y en el tiempo, entonces hay que decir que la resurrección no fue un hecho histórico. Porque Jesús resucitado no estaba ya en el espacio ni en el tiempo, es decir no estaba en este mundo, sino que había rebasado definitivamente las condiciones de la historicidad. Por esto se comprende que los evangelios no cuentan el hecho mismo de la resurrección. Se cuentan las apariciones después de la resurrección, pero no la resurrección misma. De la resurrección de Cristo debemos sacar los siguientes frutos: a) Fe firme en su divinidad y en la de su Iglesia. b) Esperanza de que como Él, nosotros resucitaremos algún día. c) Propósito de levantarnos del pecado, representado por su muerte, a la virtud y santidad, simbolizada por su resurrección. Esta es la clara doctrina de Pablo: “así como Cristo resucito de la muerte a la vida, así también nosotros vivamos con un nuevo género de vida” (Rom. 6:4). “Si resucitaseis con Cristo, buscad las cosas del cielo, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios; saboreaos con las cosas de lo alto, y no con las de la tierra” (Col. 3:11). La resurrección de Jesús es el hecho más importante de toda la historia de la salvación. Por eso es el hecho central de la historia. Porque es el acontecimiento decisivo de la existencia de Jesús; y en la vida y en la fe de los cristianos. Tan decisivo, que sin resurrección, ni la existencia de Jesús tendría sentido, ni la fe de los cristianos su mas elemental consistencia. /NO SEAMOS COMO LOS RELIGIOSOS Q HACEN MORIR A CRISTO CADA AÑO, JESÚS VIVE Y PRONTO VOLVERA POR SU IGLESIA.
BENDICIONES, MIGDALIA
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