¿Por qué Dios
no actúa?
Nosotros
necesitamos saber que Dios no nos dejará solos en nuestras luchas.
Jesús
permanece en silencio el sábado. Las mujeres han ungido su cuerpo y lo pusieron
en la tumba de José. El cadáver de Cristo es tan mudo como la piedra que lo
protege. Habló mucho el viernes. Él va a liberar a los esclavos de la muerte el
domingo. Pero el sábado, Jesús permanece en silencio.
Así es Dios. Se
hizo oír el viernes. Arrancó las cortinas del templo, abrió las tumbas de los
muertos, sacudió la tierra, bloqueó el sol del cielo, y sacrificó al Hijo del
Cielo. La tierra ha oído hablar mucho de Dios el viernes.
Nada en sábado.
Jesús permanece en silencio. Dios está en silencio. El sábado es
silencioso.
Las conversaciones de fin de semana de Semana Santa suelen
saltarse el sábado. El viernes y domingo captan la atención. La crucifixión y la
resurrección son el centro de nuestros pensamientos. Pero no hay que pasar por
alto el sábado. Nosotros tenemos nuestros “sábados” también.
Nuestros
“sábados silenciosos”. El día entre la lucha y la solución, el día entre la
pregunta y la respuesta, entre la oración hecha y la respuesta a nuestra
petición.
El silencio del sábado nos atormenta. ¿Estará enojado Dios
conmigo? ¿Acaso le he defraudado?
Dios sabe que Jesús está en la
tumba, ¿por qué no hace algo? O, en su caso, Dios sabe que tu carrera está en
picada, o tus finanzas andan por los suelos, o tu matrimonio está hecho un
desastre. ¿Por qué Dios no actúa? ¿Qué se supone que debes hacer hasta que lo
hace?
Uno hace lo que Jesús hizo. Quédarse quieto. Permanecer en
silencio. Confíar en Dios. Jesús murió con esta convicción:
“Porque no
dejarás mi alma en el Hades, Ni permitirás que tu Santo vea corrupción”. (
Hechos 2:27 )
Jesús sabía que Dios no lo dejaría solo en la tumba.
Nosotros necesitamos saber que Dios no nos dejará solos en nuestras luchas. Su
silencio no es ausencia, la inactividad no es apatía. Los sábados en nuestra
vida tienen su propósito. Nos dejarán sentir toda la intensidad de la fuerza
de Dios. Si Dios hubiera resucitado a Jesús sólo quince minutos después de la
muerte de su hijo, ¿habríamos apreciado el acto? Si fuera a resolver nuestros
problemas en el segundo siguiente al que aparecen , apreciaríamos y valoraríamos
de la misma forma Su fortaleza? Por Sus motivos, Dios inserta “sábados”
entre nuestros “viernes” y nuestros “domingos”. Si hoy es uno para ti, sé
paciente. Y así, como alguien que soportó el silencio del Sábado
escribió:
“Ten paciencia, hermano, hasta la venida del Señor” (Santiago
5:7)
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