SABEMOS ORAR¿¿¿¿¿
He estado pensando acerca de la oración…
Pienso que muchas de nuestras oraciones, súplicas y ruegos a Dios no tienen mucho sentido precisamente porque generalmente le estamos pidiendo a Dios algo que ya nos ha dicho que desea entregarnos.
Por ejemplo, casi todos nos pasamos la vida pidiendo a Dios que nos bendiga y nos proteja. Y eso, bien pensado, me parece que es bastante extraño puesto que Dios lleva toda su vida diciendo que nos ama, que su voluntad es llenar nuestra vida de felicidad y bendiciones. Continuar pidiéndoselo todos los días es un poco raro. Es como si no termináramos de creerlo. ¡Empecemos a dar gracias porque su bendición está sobre nosotros!
Hace poco estaba en el hospital con mi HIJA ingresada y empecé a sentir miedo. Entre otras cosas, tenía miedo de no ser lo suficientemente fuerte. Me puse a orar para pedir fuerzas, y el Espíritu Santo me recordó dos cosas: La primera, que él no comparte ese temor conmigo. Porque el miedo jamás viene de Dios. Y al recordar eso, pude desechar todos mis miedos ¡al instante! La segunda, que Él ya había prometido darme todas las fuerzas que necesitaba: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13). También me susurró “No temas, porque yo estoy contigo. No desmayes, porque yo soy tu Dios que te da fuerzas.” (Isaías 41:10) Al escuchar estas palabras, las creí. Y al creerlas, de repente pedir perdió el sentido. Empecé a dar gracias. ¡Gracias porque soy fuerte en ti! ¡Gracias porque tú no me abandonas!
“Pedir” perdió el sentido…
¿Pero entonces qué hacemos? ¿Dejar de orar? De ninguna manera. La oración es nuestra forma de hablar con Dios. Pero al comprender y creer lo que Dios quiere para nosotros, nuestras oraciones dejan de ser esas insulsas peticiones-súplicas, y comienzan a ser oraciones de fe y gratitud. Fe, porque estás creyendo lo que Él dice. Gratitud, porque todo lo que Él quiere para nosotros es bueno.
Piensa esto, ¿debemos intentar convencer a Dios de algo? ¿Es Él tan poco generoso que debemos estar recordándole cada día las cosas que nos hacen falta? ¿Y si no se las pedimos a diario dejaría de darlas? ¡Qué criaturas absurdas y supersticiosas somos a veces! La oración de cristiano que cree a Dios será la mayor parte del tiempo una oración de gratitud y alabanza. ¿Cómo podría ser de otra manera?
Ahora, si estás leyendo esto y reconoces que muchas de tus oraciones son esas peticiones, ruegos, súplicas, y te das cuenta que mucho de lo que pides está de más porque Dios ya ha hablado y ha dicho que te quiere conceder lo que le pedías- ¡Ni se te ocurra sentirte mal! A Dios eso no le gustaría. No me cabe la menor duda de que Él ha escuchado cada una de tus oraciones con mucho cariño.
¡Pero la oración de gratitud trae tanta alegría! ¡La oración de confianza tanta satisfacción! ¡La oración de fe viene con tanta victoria!
…y es que, cuanto más pienso en ello, más convencida estoy de que no hay una existencia más hermosa que la del cristiano que cree a Dios.
Filipenses 4:19 “Y mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.”
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