EL AMOR Y EL DINERO---
Frecuentemente, cuando se considera establecer una nueva relación se toma bajo consideración el poder adquisitivo de quien podría ser parte del futuro matrimonio.
Puede parecer rudo, pero por lo general toda persona quiere asegurarse antes de comprometerse que podrán vivir cómodamente, o al menos, que no sufrirán por escasez de medios.
Se dice muy comúnmente que el dinero no compra el amor ni la tranquilidad, sin embargo tenemos que aceptar que el dinero es importante y necesario en las relaciones de los adultos. No tiene nada de malo que cuando se establece la relación las dos partes se aseguren de que tendrán las fuentes necesarias para vivir cómodamente y ofrecer una vida aceptable a sus futuros hijos y por supuesto para ellos mismos. A nadie le gustaría aventurarse en una relación o matrimonio, donde el futuro es incierto en cuanto a los ingresos futuros para la familia.
Se podría dar el caso de que uno de los dos no le de la importancia necesaria al dinero y piense sólo en compartir una vida al lado de la persona escogida, sin miedos o desconfianzas; regularmente esto ocurre en las mujeres, porque confía en que su pareja será capaz de proveer y de cubrir las necesidades básicas o más, después de todo lo importante es y será la persona que estará a su lado para siempre.
Pero, ¿qué pasa cuando la mujer sin estar enamorada se casa sólo por la posibilidad de una vida cómoda y sin sobresaltos? La mujer que se enamora no de la pareja, pero sí del dinero, se expone a si misma a una vida vacía y lo que es peor, quien sabe por cuánto tiempo ¿o podrá vivir así por el resto de su vida?
Nunca he conocido el amor.
Me casé muy joven sin pensar en el amor.
No puedo dejarlo, me da todo lo necesario.
Sin él nunca hubiera tenido lo que tengo.
Sólo ha existido atracción física, pero no amor.
Después de todo, nos ha unido la costumbre y el dinero.
Estas y muchas más podrían ser las quejas de una persona que se casa por la comodidad y no por amor. Pudiera ser que extrañe el amor así como las satisfacciones que dan el ir de la mano de alguien a quien amas profundamente; por ejemplo, aunque íntimamente se lamente por la falta de amor, nunca lo va a aceptar abiertamente, porque de una u otra manera se siente bien en despreciar a quien no tiene las mismas comodidades aunque que se trate de una familiar cercana.
Es más cómodo para esas personas la apariencia física y externa que lo que realmente sienten en si mismas, hablan de gimnasios, de mantener la figura, de carros de lujo, pueden incluso convertirse en personas mezquinas y discriminatorias de la clase media, y pobre, porque no son personas que se acomoden a su posición económica o “social”.
Lamentablemente las personas que de una u otra manera tienen una posición económica “adquirida”, se les olvida que han cambiado amor por bienestar. Se les olvida también que el dinero podría servir para hacer de un individuo una mejor persona, no por el estatus que posee, sino por su disposición a colaborar y ayudar a los más necesitados. Tristemente, muchas veces una vez se obtiene la comodidad económica no se ayuda a los familiares en sus momentos de crisis, y de hacerse se hace a regañadientes echando en cara que es un favor del que pueden agradecer tenerte disponible. Pero prefieren ponerle más amor a cosas inanimadas que les ayude a mantener una apariencia ante los demás, y no a los humanos que podrían darle a cambio de un gesto de humildad un poco de afecto y hasta amor.
Algunas veces se nos da la oportunidad de conocer “de cerca” a alguna persona de este tipo, y nos damos cuenta que no son felices aunque lo así lo aparenten; tratan por todos los medios de cubrir sus defectos con sedas que sólo cubren la superficie, pero muchas veces surge la pregunta ¿son realmente felices?
EL AMOR NO SE COMPRA NI SE VENDE SE ENTREGA LIBREMENTE.
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