BUSCA COMO PAREJA AL QUE TENGA TU RELIGION
Quien profesa la fe cristiana tiene principios diferentes de quien no es cristiano. En ocasiones conocemos a hombres que nos pueden parecer compatibles, pero tarde o temprano nos daremos cuenta de que es un error unirnos a ellos.
Es difícil, pero debemos evitar unir nuestra vida a quien no comparte lo más importante para nosotras, seguir a Dios y serle fiel.
“No os unáis en yugo desigual”
Lo aprendemos rápido, lo memorizamos en segundos, pero ¿lo aplicamos? ¿Olvidamos estas palabras cuando ese chico bonito, que no es de la iglesia, nos dice lo mucho que le gustamos?, ¿o cuando nos dice cuan hermosa le parecemos?, ¿o cuando nos hace esos detalles que nos dejan enamoradas?
¿Somos capaces de decir que “no, no se debe, no me uniré en yugo desigual”?
Admiro y tengo un gran respeto por las valientes y hermosas mujeres que pese a sentir mariposas en el estómago al ver a un hombre, tomaron la sabia decisión de hacer cumplir la palabra que nos dice “No os unáis en yugo desigual”.
¿Por qué una mujer cristiana, no debe tener por pareja a un hombre que no lo sea, o tenga otra creencia?
Hay muchas razones que citaríamos aquí, pero la más sencilla y que encierra todo, es esta: No puedo, no debo estar con alguien que no crea lo mismo que yo, no puedo compartir mi vida con alguien que no esté de acuerdo con lo que yo creo.
¿Por qué no debo? Porque no irá a los mismos lugares que yo, no orará a mi lado, no respetará a Dios por lo tanto tampoco a mí, en sus reuniones yo no podré estar, con sus amigos yo no tendré mucho en común o de qué conversar… ¿y saben a qué trae todo esto? A dificultades que solo saldrán hiriéndonos. A lo largo de la historia muchas mujeres ejemplares guardaron su vida y se la dedicaron a Dios. Y hoy día todavía hay muchas mujeres que siguen haciendo lo mismo.
¿Haremos nosotras eso? ¿Dedicaremos nuestra vida en cuerpo, alma y mente al servicio de Dios? Nos privaremos de tener una familia por el trabajo de la Obra de Cristo? Es hermoso servir a Dios, pero sé que muchas mujeres como yo, aparte de querer trabajar para Dios que es lo primordial en nuestras vidas, también queremos una familia, unos hijos, una casa y para todo esto, también queremos y necesitamos tener a nuestro esposo.
Pero, ¿por qué nos complicamos la vida fijándonos o enamorándonos de quien no debe ser?
Duele porque un día te das cuenta que eso que llamaste amor no lo es, o al menos esa persona ya no siente lo mismo que antes. Duele porque no es agradable descubrir que apostamos tanto y equivocadamente.
Descubres que son muchas las cosas las que te dijo que te hacían guardar la esperanza y llegaron a convencer de que todo cambiaría y sería mejor con el pasar del tiempo… pero todas esas cosas ya no las oirás, lee bien: NO LAS OIRÁS, ya ni siquiera te tratará de convencer, porque a su tiempo ya te supo convencer: ya te tiene de su lado, ya no te acompañará a la iglesia, es mas ahora te dirá “ya es hora de tu reunión, ¿no vas a ir? Yo voy a salir con unos amigos, llego mas tarde”,y ya no seguirá molestándose en decirte que va a cambiar…
Ahora es cuando muestran lo que realmente son… te traicionan, hasta lo amoroso que eran se comienza a perder, y entonces te asombras de tener al lado a un hombre que no se parece en nada al que te conquistó. Cuando nos damos cuenta de ello sufrimos y lloramos largas horas, porque ahora no sabemos qué hacer… Y lo peor, estamos enamoradas, y eso ¿para qué?
Sí, ya pasamos de ser lo más importante en sus vidas, ya consiguió lo que quería, ya alcanzó eso que veía como inalcanzable, ya te volvió una mujer triste, cabizbaja, y hasta con poca autoestima, porque no hay nada que baje más la autoestima que no sentirte amada.
Esto duele, sí, duele hasta las entrañas…. ¿pero sabes qué duele mas? Acordarte que en tu Biblia dice: “No os unáis en yugo desigual” (2ª. Corintios 6:14).
Te duele porque amaste a quien nunca me amó y te duele más porque le fallaste a quien dijiste amar por sobre todas las cosas.
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