REFLEXIÓN VIERNES 16 DE AGOSTO DE 2013.
“¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío”. Salmo 42.11.
Ha escuchado de alguien exclamaciones como: -¡Estoy aplanchado!- -¡Estoy desconsolado y agotado!-, refiriéndose a la condición en que se encuentra por las difíciles circunstancias que está viviendo en determinado momento. Ante los desafíos que a diario nos trae la vida, el DESALIENTO es la reacción más común.
¿Quién no se ha llegado a sentir desalentado por problemas de salud ó por una enfermedad de un familiar ó de un amigo? También puede venir el desconsuelo por conflictos laborales, familiares, problemas económicos, etc. En momentos así, algunos buscan culpables de su situación y además se preguntan ¿Dónde estás, Dios?¿Por qué no has venido a socorrerme en este difícil momento?
Otros, en cambio, en estos momentos críticos, fijan su atención, depositan su confianza y dejan su carga al Señor. Vuelven su mirada al Todopoderoso y reposan en su amor y su fidelidad. Reconocen que Dios ejerce el control de todo y cambia la adversidad en algo bueno y está con nosotros en todo momento y circunstancia.
¿Cuál es el motivo de tu desconsuelo? Solo tú lo sabes. Pero Dios conoce más que nadie tus aflicciones y además tiene el poder para alegrar tu alma y reconfortar tu espíritu. Su poderosa mano te puede guardar y sostener. Confía a El totalmente tus pasos y El hará.
ORACIÓN
“Soberano Dios y Padre Celestial: El cielo es tu trono y tu reino domina sobre todos. En todo momento cuento con tu apoyo, con tu bondad y tu infinito poder. Independientemente de mis circunstancias, siempre eres mi fortaleza, mi escudo y mi pronto auxilio en todas mis necesidades. Aumentas mis fuerzas como las del búfalo, me unges con aceite fresco. En tu presencia nada me falta, me infundes aliento, tu brazo siempre me sostiene, en el glorioso y poderoso nombre de mi Señor Jesucristo.” Amén y Amén.
-FELIZ FIN DE SEMANA-
Arbey Serna Ortiz