CRIAR O MALCRIAR
Cuántas veces se habla del abuso al niño? Cuando lo hacemos, siempre se piensa en el castigo corporal o físico. Se ha dicho también que la mente del individuo en formación lo absorbe todo, sabemos que el comportamiento del hombre depende en gran parte, de la educación y principios que se le inculquen en el hogar en sus años primeros.
Como madres es nuestro deseo que nuestros hijos crezcan y se formen en un hogar con la ternura de la madre, y la figura “fuerte” del padre.
Pero muy a menudo se escucha decir: “Sigo aguantando por mis hijos”, “no quiero que mis hijos crezcan sin su padre”, “mis hijos adoran a su padre y sufriría si se va”…
No nos detenemos a pensar que ese niño al que estamos protegiendo de sufrimientos lo estamos exponiendo a vivir en un ambiente en donde los dos, el padre y la madre se han perdido el respeto, y ellos nuestros hijos, ven todos los días el abuso verbal del padre hacia la madre y muchas veces, de ambas partes.
Y no pensamos que es una forma de abuso al niño que tiene todo el derecho de vivir en un hogar de respeto y amor.
Por otra parte, tenemos la idea de dar a nuestros hijos, “lo que nosotras no tuvimos” y en muchas ocasiones la madre se sacrifica por darle a los hijos no lo que necesita, pero si lo que quiere o lo que pide, muchas veces hasta contrayendo deudas para que al hijo no le falte nada, no se detiene la madre a pensar que esta enseñando al hijo a competir con sus compañeritos en la escuela.
La ropa y los zapatos, “de marca” son la mejor arma entre los niños y jóvenes, pero también la mas costosa, aunque esto podría no ser clasificado como abuso, sí valdría la pena pensar si no estamos criando a un niño posesivo y hasta egoísta que mira cumplidos sus caprichos y lo quiere todo para si.
La disciplina es otro aspecto del niño en formación, hacemos caso omiso de cosas que parecen sencillas, pero también determinantes para su futuro, ¿debemos limpiar su cuarto? Cuantas veces se le pide al niño, al joven que recoja el desorden que dejo, la madre al sentirse ignorada lo hace ella misma y de esta manera, están enseñando a los hijos, sobre todo si son varones, que lo merecen todo solo por ser hombre y formamos sin querer al típico “macho” que demanda y comanda todo de la esposa.
Toquemos un punto mas importante, ¿cuantas veces nos hacemos las sordas y ciegas ante una falta que merece castigo o disciplina? Si el niño, en sus años de preadolescencia toma lo que no le pertenece, sin importar lo que sea, nosotras como madres, tenemos la obligación de enseñarles que todo tiene sus consecuencias, pero si en lugar de corregir el error lo cubrimos, estamos poniendo a nuestros hijos en riesgo de escalar en sus faltas dentro y fuera del hogar.
Corrijamos al niño para no castigar al adulto, enseñémosles a nuestros hijos la maravilla del amor, enseñémosles el amor hacia el creador del mundo, DIOS, enseñémosles la recompensa de una vida honesta, los beneficios de ser firmes pero verdaderos en su palabra y sus actos.
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