Matrimonio y el dinero
No es fácil hablar de dinero con la pareja o el esposo, pero hay que hacerlo la mujer no se le debe esconder las finanzas del hogar, tiene derecho a conocerlo y tomar parte de las decisiones de ello. Es importante que los dos tengan las cuentas claras, conocer las finanzas del hogar, cuánto dinero entra y sale y las prioridades que ambos tendrán a la hora de disponer del dinero.
Hablar de dinero no es un tema fácil, es más bien un tema escabroso en el que muy fácilmente se pueden malinterpretar las opiniones. Hablar de la cómo llevar las finanzas económicas de una pareja es difícil, y más aun cuando todavía se está en planes de casarse. Pero es un tema muy importante y necesario de tratar, preferiblemente durante la etapa de noviazgo.
El matrimonio es una parte muy importante de nuestra vida y nos casamos con la idea de estar juntos “hasta que la muerte nos separe”. Nos hacemos a la idea de compartirlo todo en matrimonio, pero el hombre tradicionalmente ha sido la mayor fuente de ingresos para el hogar, y así es como aún se desea que sea aunque muchos matrimonios se ven obligados a tener que trabajar los dos para poder afrontar los gastos que tienen.
Pero hoy día ocurre algo socialmente diferente, los matrimonios actúan como individuos independientes, como si realmente no todo tuviese que ser cosa de dos en conjunto. Es común escuchar decir frases que distinguen “mi dinero” de “tu dinero”, “mis compromisos y tus compromisos”… y muy difícilmente se pone en práctica “lo tuyo es mío y lo mío es tuyo”.
Hoy en día es muy común aconsejarle a la mujer que sea independiente, que trabaje para tener su propio dinero para así no depender de lo que le da su pareja (o debería darle). Pero llevar cuantas por separado no es la respuesta adecuada a la independencia. En muchos hogares se llevan las cosas a extremos drásticos, en los que la mujer gana y gasta su dinero sin contar con su pareja, ni siquiera para pedirle su opinión para alguna inversión o algún gasto extra aduciendo a que “es mi dinero, por algo trabajo”.
No debiéramos tener miedo a hablar de dinero con la pareja. Es bueno hablarlo abierta y sinceramente; no es malo intercambiar ideas y conocer hábitos de gastos así como lo hacemos para otros temas. Deberíamos hablar con sinceridad acerca de nuestra situación financiera, ingresos, salidas de dinero y gastos habitúales, para evitar sorpresas desagradables, como deudas, tarjetas de crédito, etc.
Es recomendable calcular un presupuesto familiar, ayudará a planificar los gastos de familia logrando con ello un mejor uso del dinero y por supuesto, un mejor control.
Como esposas, no se debiera invadir la privacidad de las finanzas del esposo, pero por la misma, el esposo tampoco debe invadir la privacidad financiera de la esposa.
El problema es que aun así muchas veces uno de los dos no ahorra, no planifica y más aun, a pesar de tener ingresos aceptables, delega en la esposa muchos de los gastos que deberían ser compartidos, o la esposa le deja todo el cargo de la manutención del hogar al esposo. Y si bien es cierto que ninguno de los dos tiene voto en el manejo del dinero del otro, los dos tienen voz para planificar, tomando en consideración que nos guste o no, el uno depende del otro y el otro depende de uno, en otras palabras: el mal manejo del dinero afecta a los dos, así como también compromete el futuro de los hijos.
Aunque el dinero no lo es todo, sí es necesario para vivir. Como pareja, se debe tratar de coordinar ideas y velar para que estas se lleven a cabo, porque si uno de los dos piensa que hay que trabajar para ganar, tener y ahorrar antes de gastar sin echar mano a las tarjetas de crédito, mientras la otra parte sí ve con buenos ojos tomar prestado, disfrutar de lo que se tiene, o por el contrario simplemente invertirlo en negocios de futuro sin gastarlo ahora, entonces obviamente los dos piensan de forma diferente.
Cuando los dos quisieran disponer del dinero de forma diferente, se crea una división, y aunque aparentemente se lleven muy bien, se amen, disfruten y gasten juntos, la parte económica los agobiará.
Nunca olvidemos que como pareja, los dos tienen las mismas obligaciones y derechos. Los dos tienen la obligación de cuidar el patrimonio de la familia, los dos tienen el derecho de enterarse y de participar en los planes para el futuro, los dos necesitan sentirse seguros en lo económico, especialmente para las generaciones futuras, basándonos en la filosofía de padres, “para que ellos tengan, lo que yo no tuve”.
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