LAS HERMANAS
Las hermanas juegan un rol único en nuestras vidas. Hemos crecido en el mismo hogar, hemos sido expuestas a las mismas experiencias, y ellas, nuestras hermanas, son las mujeres que mejor nos conocen.
Si las hermanas se llevan bien, todo es alegría. Sin embargo, cuando la relación se rompe, la familia entera sufre las consecuencias.
Ninguna relación de hermanas es igual. Las mayores suelen sentirse protectoras, las del medio competitivas, y las menores suelen querer apoyarse en las mayores. Pero aunque esto puede ser la norma, la realidad podría ser completamente diferente.
Como bien sabemos, no todas las hermanas se llevan bien. Algunas no pueden vivir sin llamarse todos los días, otras solamente se ven dos veces al año, a regañadientes. Algunas son como dos gotas de agua, otras tan diferentes que asombra.
Si las hermanas se llevan muy bien, no hay mucho que decir: su unión no puede ser rota con nada. Es más fuerte que una amistad y está por encima de cualquier situación. Puede haber peleas, competitividad o celos, pero todo eso desaparece cuando la hermana tiene una necesidad. La unión es espiritual, es inquebrantable. “Si mi hermana me necesita, allí estaré.”
Si las hermanas se llevan mal, no hay armonía en la familia. Suele ser el resultado de muchos malos entendidos del pasado. Puede ser el resultado de unos padres que no han sabido favorecer a las hermanas de la misma manera, errores profundos que todavía marcan su existencia. Pero aunque las hermanas no se soporten, en el fondo siguen estando unidas. ¿Por qué? Porque son hermanas, y eso es un vínculo que no se puede romper. Por esa razón, aunque quieran, no pueden olvidarse la una de la otra. Y por esa razón, las peleas todavía les duelen.
5 consejos para hermanas:
Respeta a tu hermana. Es posible que a ella le guste hacer las cosas de manera muy diferente que a ti, pero eso no significa que esté equivocada. Solamente es diferente.
Acéptala tal como es. Si lo que anhelas es tener una amistad con ella, no intentes “arreglarla” o controlarla. No le des consejos si no te los pide.
No esperes que tu hermana siempre esté pendiente de ti. Si siempre has creído que tu hermana debía solucionarte la vida, cambia de actitud. Tu hermana no está obligada a rescatarte.
Intenta dejar los conflictos del pasado atrás: la competitividad, los celos, las traiciones. No traigas al presente las maneras de trataros del pasado. ¡Ya no son niñas, son mujeres adultas!
Evita las comparaciones. Son hermanas y han salido del mismo molde, pero ahí se acabaron las similitudes. Cada una tienen vuestros propios sueños, vuestras fortalezas y debilidades. La vida les afecta de diferente manera. ACEPTALO.
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