Los pobres ricos y los ricos pobres
¿Cuántas veces hemos pasado por casas que por fuera son lujosas y deseamos para muy adentro que esa casa fuera nuestra? Ponemos a funcionar la imaginación y pensamos que allí nos sentiríamos como princesas sacadas de un cuento, cuántas veces hemos visto por la calle coches del año, algo que no lograríamos comprar ni con el sueldo de un año sin embargo, no dejamos de sentir cierta envidia por lo que ni tenemos ni podríamos tener.
Poco se nos ocurre pensar que adentro de esa casa, pueden haber personas que se lamentan por que no tienen las cosas mas sencillas de la vida, cosas que no se compran con dinero, esas cosas maravillosas que a nosotros los pobres muchas veces nos sobran, cosas sencillas pero que nos hacen tan felices, que no las cambiaríamos ni por todo el oro del mundo.
Cosas tan sencillas y tan increíbles como tiempo para dar y recibir amor, un abrazo de los que amamos, de conocidos y hasta desconocidos, tiempo para dar la sonrisa, la palabra amable que hará feliz a quien la reciba, etc.
Los ricos, que tienen una riqueza materializada, cuando desean algo, estiran la mano y lo tienen. Lamentablemente todo se limita al reducido mundo de lo materialista. Mientras tanto el mundo construye maravillas a través del pobre, “dinero jala dinero” esa es la mayor preocupación de los ricos, no pueden o no quieren amamantar a sus hijos, porque deben dejarlos con la niñera, porque no pueden quedarse en la casa viendo a su hijo crecer, porque deben cuidar de los negocios, de la producción, cuidar que los empleados pobres vengan a tiempo, para que la producción se mantenga, y se preocupa, porque la madre joven, la madre pobre, una de las que mas producen, esta gozando de su maternidad, esta amamantando a su hijo y cuida sus pechos con ternura, para que el fluido bendito de la leche no se escasee.
La felicidad no se compra con dinero, y muchas veces sentimos celos y hasta envidia por lo que los ricos tienen, no nos damos cuenta que las lágrimas del rico son tantas o más que las de los pobres, no nos damos cuenta que en la misma cama donde agoniza un pobre morirá un rico, no podemos entender que atrás de esas paredes de una mansión, agoniza en soledad un padre rico, y le ruega al cielo que le traiga al hijo, que se encuentra estudiando en la mejor universidad del mundo, pero lejos de casa, para verlo por ultima vez, le pide al cielo con todas sus fuerzas que ese hijo que lo tiene todo, al que nunca le faltó nada, deje las drogas, que aprenda el valor del dinero, porque será el heredero del cuantioso patrimonio de la familia.
¡Pobres los ricos! Nada les cuesta comprar una casa para cada hijo, cuando el invierno llega a sus vidas, se encuentran sentados en el trono que edificaron a fuerza de negarse así mismo el placer de compartir alrededor de una mesa con risas y gritos de sus hijos, se negaron a sí mismos, el placer de los primeros pasos, las primeras palabras de un bebé que se hizo hombre o mujer sin que ellos se dieran cuenta, se encuentran sentados en un trono poblado de soledad en una casa habitada por la soledad, el silencio y la tristeza.
Pobres lo ricos, que con todo su dinero no pueden comprar las risas y los gritos de la algarabía de una casa humilde, pobre, pero tan millonaria en amor.
¿Cambiarias tus riquezas de pobre, por las pobrezas de un rico?
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