¡Que nuestros hijos se sepan amados!
Es imprescindible dedicar unos instantes de cada día a conectar con nuestros hijos y hacer que se sepan amados.
De las muchas cosas buenas que los padres podemos hacer por nuestros hijos, conseguir que se sientan amados es sin duda una de las que mejores frutos da.
Un niño que no tiene dudas de ser amado y valorado será un niño feliz. Un niño feliz y con buena autoestima es un niño con el que es fácil convivir. Le gustará obedecerte, reirá más, estará de mejor humor y querrá complacerte.
Muchos padres dicen: “Mi niño ya sabe que le quiero. No hace falta que se lo diga”. Pero no es suficiente pensar que ellos lo saben. ¡Cuántas personas tienen terribles heridas emocionales porque jamás han escuchado un “Te quiero” de sus padres! Las palabras tienen mucho poder, y han de ser usadas para crear personas confiadas y felices. Es importante verbalizar el amor que tenemos por nuestros hijos. Si no tienes por costumbre hacerlo, piensa en esto: tú, que eres adulta, también necesitas escuchar que eres preciosa, que vales mucho y que hay gente que te ama. Si tú lo necesitas, ¿cuánto más una personita que se está desarrollando?
Hay miles de cosas que podemos hacer por nuestros hijos. Cosas buenas y de mucho provecho. Pero hay una que es la más importante por encima de todo: CONSEGUIR QUE SE SIENTAN AMADOS.
Es importante dedicar unos instantes, CADA DÍA, para insistir en nuestro amor por ellos. Para que el mensaje quede grabado en su corazón de manera irrevocable:
Conecta tus ojos con los de tu hijo/a. Los niños pequeños a veces se revuelven y no permiten esa pausa para conectar, y los adolescentes pueden sentir cierta vergüenza, pero insiste. Enlazad vuestros ojos, aunque sólo sea por tres segundos, y entonces…
Verbaliza tu amor: -“Te amo” -“Te quiero muchísimo” -“Eres una persona muy especial” -“¡Me haces tan feliz!” -“Siempre te voy a querer” -“Tenerte hace que mi mundo sea maravilloso”
Sella tus palabras con un gesto: Dale un abrazo, un beso, un achuchón… hazle reír con unas cosquillas o álzale por los aires, si todavía es pequeño.
Recuerda que esto es algo incondicional. El amor no se quita. No es una recompensa y no puedes retirarlo como castigo. El amor ES. Aunque estén castigados, aunque se hayan portado mal, regálales un “te quiero.” Aunque estés triste, cansada o frustrada, concédeles un “te amo por encima de todo.” Te sorprenderá ver cómo reaccionan.
Sembrar amor da como resultado un hermoso fruto: más amor.
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