REFLEXIÓN VIERNES 11 DE OCTUBRE DE 2013.
“Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.“ Isaías 57:15.
Somos muy dados a utilizar frecuentemente diminutivos para referirnos a las cosas y aún a las personas. Por eso escuchamos a muchos decir: el pancito, la comidita, la casita, el carrito, etc., refiriéndonos a las cosas. En cuanto a las personas utilizamos la misma medida: Jaimito, Pachito, Teresita etc.
Cuando utilizamos estos diminutivos con los nombres de las personas, para algunos es indiferente que les achiquen su nombre. En cambio, para otros, es motivo de disgusto. Cuando nos dirigimos a personas que ostentan algún alto rango ó se encuentren por encima de nosotros en autoridad, nos es totalmente prohibido emplear términos que no expresen honra ó respeto hacia ellas.
Señor doctor, Honorable Senador, Excelentísimo señor, son algunos de los términos que, en ocasiones, debemos emplear, para referirnos a personas que ocupan cargos de autoridad. Pero hay un nombre que debe ser pronunciado con excelsa reverencia, con amor, con temor, postración y honor “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo.”
Ese es nuestro Dios grande y poderoso, que los cielos de los cielos no pueden contener, ante cuya presencia los montes se derriten, el Soberano y Eterno. ¿Cómo te diriges a Él? ¿De pronto como creen algunos que es (Diosito, patroncito, jefecito), ó como realmente es El: “El Todopoderoso, El Alto y Sublime, El Dios y Padre Celestial, El Dios Eterno, El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.”
ORACION
“Alto y Majestuoso Dios: Gracias, porque me das el honor de que tu nombre Santo, Santo y Santo, esté en mis labios. Gracias, porque permites que no solo con mis labios, sino también con mi corazón, te dé honra, gloria, alabanza y adoración. Gracias porque, sin merecerlo, haces vivir el espíritu de los humildes y vivificas el corazón de los quebrantados. Gracias por cuidarme, protegerme, defenderme y por derramar toda tu misericordia sobre mí y los que me rodean. Sea tu nombre exaltado y glorificado, en el poderoso nombre de mi Señor Jesucristo.” Amén y Amén.
-FELIZ FIN DE SEMANA-
ARBEY SERNA ORTIZ