Y EL ESPOSO ARRANCO
El amor es así: Nos conocemos, nos enamoramos y todo empieza a florecer, poca o ninguna atención le penemos a las cosas básicas de la vida:
¿Nos tomamos el tiempo en planificar? ¿Dónde viviremos? ¿Qué tienes y qué tengo? ¡Claro que no hemos pensado en eso!, estamos demasiado ocupadas planificando la boda; nos parece un sueño, el vestido, la corona, el velo, el ramo, los anillos, los invitados, el lugar, la fiesta… ¡la mejor fiesta de nuestra vida!
Nos encontramos a sí mismas en un nuevo hogar, empezando una familia que ahora es realmente propia, con todas las responsabilidades y deberes que esto conlleva.
Fuimos educadas y enseñadas para ser mujeres responsables, y como tales, empezamos a notar lo que nos hace falta en nuestro nuevo hogar. Los dos tienen que salir a trabajar, se esfuerzan para comprar poco a poco lo que hace falta en casa nueva, pero no es suficiente el esfuerzo y la buena voluntad, ella empieza a desear lo que tiene la vecina, pero tiene que escoger entre comprarse ese hermoso vestido o ahorrar para comprar el armario que tanta falta les hace.
Más pronto de lo que realmente queremos un bebé anuncia su llegada en unos cuantos meses, se necesita ahora la cuna, la ropita para el bebé. ¿Cómo se nos pudo olvidar planificar para cuando queríamos al primer bebé? ¿O será que por el ajetreo de ir y venir todo el santo día de un lado a otro, se nos olvidó tal vez tomarnos la pastilla?
Ah, pero tenemos la tarjeta de crédito, y con eso estaremos preparados con lo necesario, y así, sin darnos cuenta, nos saturamos de deudas y la magia del amor se va muriendo por tantas preocupaciones: Hay que pagar lo que se debe, pero sólo podemos hacer pagos pequeños, por que también hay que ir al súper, comprar la fórmula del bebé, (leche en polvo), los pañales desechables y esas cosas tan indispensables de cada día para la familia.
Y por si esto fuera poco, ZASSS, el bebé pronto tendrá un hermanito, más ropa de maternidad, las vitaminas para la madre, otra cuna, más pañales y no nos queda más remedio que recurrir nuevamente a las tarjetas de crédito, si es que todavía no nos han cerrado la cobertura del crédito por falta de pagos.
Pobrecito el esposo, es normal que con tanta presión, esté callado que ya no sea tan afectuoso como antes, hasta se le olvidó ser romántico, las deudas lo preocupan, lo asfixian, lo ahogan, lo matan.
Imaginemos este escenario:
El esposo: ¿Y ahora qué hago? las deudas están creciendo, los ingresos no cambian, estamos a punto de perder la casa, ¿Por qué no te vas a donde tu familia mientras salgo de tanta deuda?
La esposa: “No mi amor, juntos vamos a salir de esto.”
“¿Y cómo? Si tú ya no trabajas, el bebé va a nacer muy pronto y a la nena le hacen falta muchas cosas, además nos mantenemos peleando ya no nos entendemos, tú has gastado mucho dinero y no trabajas”
“No me culpes sólo a mi, tú has gastado también en cosas que no necesitamos en la casa, te fuiste esos cuatro días de paseo, invitaste a tu amiga a comer y te gastaste mucho dinero”
Como en muchos de los casos, en un problema de dos siempre se trata de culpar a un sola persona de todo. Siempre, o casi siempre es la mujer la que carga con las culpas, porque el esposo optó por el paso mas fácil, huir y evadir responsabilidades que son de los dos, y nos encontramos a tantas mujeres solas, no sólo con la responsabilidad de educar a sus hijos, sino con la responsabilidad de pagar las deudas contraídas por necesidad o por irresponsabilidad, porque se le olvidó a un esposo, hasta poco tiempo antes, el juramento:
“Juntos hasta que la muerte nos separe” convirtió alevosamente ese juramento, en “Hasta que las deudas nos separen” y miren qué prontito salió corriendo.
TENEMOS QUE PROTEGER EL MATRIMONIO, SER SENSATA CON LOS GASTOS Y CONVER CON TU PAREJA, DE MUTUO ACUERDO COMO INVERTIR LOS INGRESOS Y ASI APRENDERAS A SER AMA DE CASA PERFECTA.
RECUERDA TUS HIJOS NO PUEDEN QUEDAS SIN PADRE POR TU FALTA DE
"MADUREZ."
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