Mentiras cotidianas
Yo no sé si te das
cuenta, pero me gustaría que me ayudes a pensar. Hacé un cálculo de cuántas
horas del día de ayer pasaste frente a la televisión por ejemplo. ¿cuánto de
eso que viste era verdad y cuánto mentira? Por un lado las series, novelas,
películas que en el mejor de los casos están basadas en hechos reales, aunque
son ficción, historias armadas para entretenerte y desenchufarte de la realidad
de cada día.
Pero luego están los
noticieros, los canales de noticias, los programas periodísticos que se supone
que están para informarte… y los diarios… y los programas de radio… ¿cuánto de
aquello que recibís por distintos medios, es verdad y cuánto mentira? A mí me
gustaría pedirle a Dios que algo en el corazón nos duela ante el engaño
descarado. Que tengamos la posibilidad de darnos cuenta que descubrir la verdad
en su mayor profundidad, aunque duela, trae libertad, sana, salva.
Juan
3:20 pues todo aquel que hace lo malo detesta la
luz y no viene a la luz, para que sus
obras no sean puestas al descubierto.
Juan
3:21 Pero el que practica la verdad viene a la
luz, para que se ponga de manifiesto que
sus obras son hechas en Dios.
Si la verdad es
disfrazada, es ocultada, es indudable que el fín no es bueno. Es un engaño
construído con fines que quedan encubiertos.
¿cuántas veces
nosotros mismos obramos ocultando la verdadera razón de aquello que hacemos?
¿Cuántas veces ayudamos a otro por ejemplo con la secreta intención de
aprovechar después su gratitud para conseguir algo de él?... y ojo, que muchas
veces ese algo secreto es algo que pareciera noble, como sacar de su boca una
oración de fe.
Claro que el fín es
bueno. ¿Pero pensaremos como Maquiavello, que el fín justifica los medios? ¿No
será que también hay algo de eso en que las personas sigan rechazando el
Evangelio que predicamos?
Descubro muchas más
veces de las que quisiera, que nos acercamos al otro con amor EROS. Y eso nunca
viene de Dios. No te engañes ni engañes al otro con tu mentira. Mostrar algo
mentiroso para engancharlo en algo que no conoce y ara lo que no está preparado
es inmoral. Y te repito, eso nunca viene de Dios. NUNCA.
El amor que viene de
Dios es AGAPE, sin dobleces, sin cosas ocultas. Es darse con el sólo fín de
darse, sin que haya nada escondido en el bolsillo.
Es que… Jesús te acaba de decir a vos y a mí que el
que practica la verdad viene a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus
obras son hechas en Dios.
Vos me preguntarás si
llevar a alguien a la iglesia no es de Dios… y te digo que NO si lo estás
llevando con engaños, con métodos y estrategias mentirosas que ocultan la
verdad de tus intenciones.
Ahora yo te pregunto
a vos: ¿Dios quiere que lleves a la gente a la iglesia, al templo? en todo
caso, luego ir al templo será una consecuencia, una necesidad que surja a
partir de que Jesús entró en su corazón.
Pero no creo que la cosa funcione al revés.
Siempe me conmueve la
enorme cantidad de personas que está mal, que está angustiada, que está
necesitando un abrazo lleno de cariño. ¿Pero qué pasaría con ese alma si la
persona descubriera que detrás del abrazo está la secreta intención de
engancharlo en tu célula, en tu grupo de discipulado o de llevarlo a la iglesia
el domingo? ¿sería auténtico eso? ¿aquello de tus intenciones que quedan en la
oscuridad no son EROS? ¿Pueden venir de Dios entonces?
¿Me dejás que te lea de vuelta Juan 3:20? “pues
todo aquel que hace lo malo detesta la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean puestas al
descubierto.”
Yo te pregunto… y no necesito que me lo respondas
a mí sino a vos mismo: ¿será de Dios que ocultes tus intenciones?
Pero… “es que yo gané
mucha gente para Dios con estos métodos”, me dirás. Y te digo con toda humildad
y respeto, que habrá entonces mucha gente a quienes tengas que pedirles perdón
por mentirles. Aunque la intención sea buena, aunque el fín sea bueno, nunca el
fín justifica los medios.
Ahora bien, una cosa
es estrategia y la otra mentira. Ayer un hermano de una iglesia cristiana me
decía que nunca le gustó el futbol, pero que muchas veces se enganchaba a ver
un partido en la casa de algún amigo, para que la otra persona sintiera que
aunque no estuviera muy a gusto con lo que veían, se quedaba igual frente al
televisor porque le estaba mostrando que la relación con el amigo era más importante
que su gusto por ese deporte. Eso no es mentira, eso es mostrarle al otro que
es importante para uno. Y estamos siendo auténticos. Es luz y no es oscuridad.
Siempre critiqué a
esas personas que te invitan a una reunión sopresa haciendo uso de la confianza
o de la amistad que vos tenés, y luego cuando vas a la cita, te encontrás con
que es un encuentro que pretende engancharte para comprar productos de limpieza
o de higiene personal.
Los productos son
buenos, sin duda. Pero los métodos que usa el otro para vendertelos no son
auténticos, sin mentirosos y tienen intenciones ocultas. Eso NO es de Dios.
Juan 8:29 Al hablar él estas cosas, muchos creyeron en él.
Juan 8:30 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían
creído en él:
--Si
vosotros permanecéis en mi palabra,
seréis verdaderamente mis discípulos;
Juan 8:31 y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.
Que nos duela el alma
antes de usar la mentira como un instrumento de Dios. Que podamos entender que
la única forma de ser discípulos de aquel a quien decimos seguir es usando la
verdad como herramienta.
Frente a la falta de
vergüenza y de dignidad, por querer parecer lo que verdaderamente no somos, que
nos duela el alma, para darnos cuenta que estamos de paso, y que es tiempo de emprender el camino sagrado
de la santidad al que estamos predestinados...
Conocer la
verdad es conocer el amor de Dios que se revela en Jesús para salvar a los
seres humanos, librándolos de la esclavitud del pecado.
Y fijate que
esto nos está mostrando una ruta a seguir, un camino. Como seguidores de
Cristo, como discípulos ansiosos de ser utilizados como herramienta útil, lo
que probablemente primero tengamos que entender es que como herramienta nos
utilizará el Espíritu Santo para librar al otro de la esclavitud del pecado.
Esa es tu tarea y la mía.
Frente a nuestras
cobardías y apatías inexcusables, que nos duela el alma para luchar siempre
como centinelas de la Libertad, defensores de la Justicia, mensajeros de la Paz
y portadores de la Esperanza...
Yo le pido a Dios que
podamos tomar conciencia de la violencia espiritual que nosotros, los adultos
instalamos en todos los ámbitos y que después pretendemos adjudicar a los
jóvenes, que siempre nos enseñan y que no son sino el espejo de lo que somos
como sociedad...
Que podamos
quebrantarnos para despojarnos de todas las caretas y disfraces que nos impiden
vernos tal cuales somos y aprendamos a mirarnos y a reconocernos, como nos
conoce Dios...
Es que la única forma
auténtica de llegar al otro sin dobleces ni cosas ocultas es que la verdadera
intención sea manifiesta.
Que cuando abracemos
sea con el único fín del abrazo.
Que cuando
acompañemos el dolor del otro, sea con el único fín del acompañamiento sincero.
Que cuando demos de
nuestros bienes, sea sin esperar nada a cambio, ni aún en lo secreto de nuestra
alma.
HECTOR SPACCAROTELLA
tiempodevocional@hotmail.com
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