Algunas reflexiones sobre
el crecimiento del
Islam en occidente
El Islam es la religión de mayor expansión y crecimiento
en occidente. Países que tienen historia y tradición cristiana ven hoy en día cada
vez con mayor frecuencia a mujeres de todas las edades cubiertas con el velo
islámico (hiyab), o aún con la vestimenta llamada “burqa”, que cubre el cuerpo
completo incluyendo el rostro.
Podemos verlo claramente en Europa, ya que países como
Alemania (cuna del cristianismo protestante), donde viven hoy más de 4 millones
de fieles a esa religión (la segunda nación en cantidad después de Francia, en
el viejo continente), es cada día más frecuente incluso ver a seguidores del
Islam regalando versiones del Corán en el idioma local.
Efectivamente, aquello que tiempo atrás era patrimonio de
organizaciones cristianas como Gedeones Internacionales, que reparten millones
de Biblias y Nuevos Testamentos en hoteles, cárceles, escuelas e institutos de
salud en todo el mundo, hoy en día encuentra su equivalente entre musulmanes en
el mismo corazón de Europa.
¿Qué causas sociales facilitan este crecimiento
demográfico?
Sin ser un especialista puedo ver varias:
1) Hasta
más allá de la mitad del siglo XX, África era colonia de distintos países
europeos. Eso permitió que los nativos africanos aprendan en las escuelas las
lenguas del país colonizante, y también que pudieran acceder a empleos en ese
país (que además necesitaba mano de obra barata, ocupando los puestos que los
residentes no querían tomar).
2) El
Mercado Común Europeo eliminó barreras de fronteras políticas, lo que permitió
que se obtengan “pasaportes de la Unión Europea”, que habilitaban el libre
tránsito.
3) El
varón que se instalaba por ejemplo en Francia, al mejorar su estabilidad
económica traía a su esposa (o esposas, ya que el Islam permite hasta 4 mujeres
por esposo) con sus muchos hijos.
4) Estos
niños comenzaban a integrarse con los niños del país que los recibía, a través
de las escuelas y el barrio. Crecían y formaban pareja con jóvenes europeos.
5) La
secularidad de la sociedad hizo que la mayor parte de los residentes en la
nación receptora fueran cristianos nominales (de tradición, pero no
practicantes). No es esa la realidad espiritual de los africanos que se
instalan. Sin dudas esta situación (que se da fundamentalmente en las
generaciones de jóvenes) favorece la propagación religiosa.
6) El
envejecimiento de la sociedad (menor cantidad de nacimientos) producto de que
los matrimonios Europeos no quieren tener hijos (o a lo sumo tienen uno)
contrasta con la gran cantidad de hijos que tienen las familias africanas.
7) El
análisis no puede limitarse solamente a lo social. También hay un cuidadoso
plan elaborado desde lo espiritual, que encuentra campo propicio en el
enfriamiento del cristianismo.
Esta realidad es similar hoy en día en los EEUU, que en
las últimas tres décadas han visto aumentada en un 300% la población musulmana.
Podría seguir, claro. Pero para no hacer más extenso este
artículo dejo al lector abrevar en la mucha información disponible en caso que
quiera profundizar sobre el tema.
Soy consciente de que la mayor parte de mis lectores
viven en algún país de Latinoamérica. Y que alguien puede pensar que estos desafíos
están lejanos en nuestros países. Quiero pedirle a Dios que abra tus ojos, ya
que el mismo crecimiento altamente expansivo estamos viviendo en América latina.
El ejemplo de los
senegaleses
Menciono solamente a modo de ejemplo la comunidad
senegalesa en Argentina. Vengo haciendo un seguimiento minucioso de este grupo inmigrante.
Ya tienen número suficiente para haber constituido en 2007 la Asociación de
Residentes Senegaleses, conformada para “promover
y difundir la cultura africana y en particular la senegalesa, promover la
integración de los residentes senegaleses en nuestro país y obtener un
reconocimiento formal, una “visibilidad legal”, por parte de las
autoridades argentinas y el propio estado senegalés. Para la asociación, una de
las principales carencias es la ausencia de una embajada o consulado senegalés
en nuestro país y de cualquier tipo de representación diplomática”.
A principios de siglo XXI era prácticamente imposible
encontrarse con un emigrante senegalés en Argentina. En 2003 eran alrededor de
5000 personas. Se trataba mayoritariamente de hombres jóvenes, de entre 18 y 35
años de edad; la mayoría de ellos practica la religión musulmana, yendo a las
mezquitas de las ciudades en las que se encuentran y en caso de no existir,
realizan los cinco rezos diarios en las pensiones donde viven o en las calles.
Otra forma de agrupamiento religioso son las Dahíras –asociaciones religiosas
de las cofradías–, sin embargo, prima en ellos el sincretismo con religiones
africanistas.
Hoy a finales del 2013, aquellos 5000 han crecido en número
hasta llegar alrededor de 300.000.
La etnia mayoritaria es la Wolof (dominante en Senegal,
donde representan un 45% de la población, sobre todo el área costera y central),
seguidos por los Peuls (22%), Serer (15%), Diola (10%), Mandigos (3%), Sooninke
(5%) junto a otras etnias más pequeñas numéricamente–, así como también su
idioma. Sin embargo muchos hablan además árabe y los que han tenido la
posibilidad de acceder a la educación oficial hablan francés.
Una vez en la Argentina, suelen asentarse en pensiones en
barrios tales como Once, Flores y Constitución, donde comparten habitaciones
precarias entre sus compatriotas. Muchas de ellas tienen condiciones muy
precarias, y los precios por habitar en ellas son altos, sin embargo la
imposibilidad de rentar un departamento los obliga a aceptar esas
circunstancias habitacionales. Laboralmente se insertan en la economía
informal, como vendedores ambulantes de bijouterie. No obstante, quienes
cuentan con la documentación necesaria, están comenzando a insertarse en
diversas ocupaciones dentro de bares, restaurantes, hoteles, y como promotores
culturales en la enseñanza de danza y percusión africanas que se han
popularizado entre las clases medias de las grandes ciudades del país.
Detrás de ellos vendrán seguramente sus familias. Se
instalarán en los barrios de nuestras ciudades, sus hijos nacerán y crecerán en
nuestro país e irán a nuestras escuelas públicas.
Esta realidad que reflejo solamente respecto de la inmigración
senegalesa, sin dudas podrá encontrar su equivalente en otras comunidades
africanas.
Como menciono, todos
estos individuos son musulmanes y
practicantes. Se congregan en las mezquitas existentes en nuestro país y
confraternizan con argentinos de la misma religión.
Seguramente que podrías pensar: “¿Cuál es el problema? Nuestro
país siempre abrió las puertas a inmigrantes, cuyos descendientes hoy habitan
toda la extensión de nuestro suelo”. Coincido en ver lo mismo, ya que yo mismo
soy descendiente de italianos por parte de mis dos padres. Pero puedo afirmar a
partir de haberlo hablado y vivido, que hay un plan elaborado que tiene como
objeto la expansión islámica. Estos
individuos pueden verse como misioneros estudiantes de nuestra cultura,
informantes que preparan las condiciones para que muchos más se instalen.
¿Cómo debemos
reaccionar?
Aquí en Latinoamérica la realidad espiritual cristiana es
distinta. Nuestras comunidades están en crecimiento, y las barreras a la
propagación de la cultura islámica son mayores.
Sin embargo, quiero desafiarte a mantener una posición
activa (y no solamente observadora pasiva) ya que en su propia fe y creencias
están todos los elementos para que podamos llevarlos a Cristo.
La base está en su propio libro sagrado, el Corán (equivalente a nuestra
Biblia).
Escrito por El profeta Mohammed (Mahoma) antes de morir
en el año 632 después de Cristo, contiene 114 capítulos (llamados azoras) también
divididos en versículos (llamados aleyas).
Cuando el profeta fundador del Islam escribió este libro
(los musulmanes creen que por revelación de Allah) ya el cristianismo estaba
suficientemente difundido en todo el mundo conocido de entonces.
En el Corán hay muchas menciones de los patriarcas judíos
(Abraham, Moisés, Noé, etc.) y a Jesús, sus seguidores y su madre.
Se menciona a Jesús como “el único hombre sin pecado en
toda la historia”, como “nacido de una virgen por intervención del Espíritu
Santo de Dios”, y otras muchas.
El libro sagrado musulmán reconoce los milagros y el poder
que tenía Jesús, y luego sus discípulos (entre los cuales nos incluimos).
Mahoma no hizo milagros y nadie puede afirmar que haya
hecho suficientes méritos para estar en el Cielo. Sin embargo cualquier lector del
Corán puede afirmar que Jesús está en el Cielo con Allah.
A continuación te
hago un resumen de las principales menciones de Jesús en el Corán:
·
El Corán menciona
a Jesús 93 veces
·
El Corán presenta
a Jesús como un profeta en la línea de otros profetas como Abraham, Moisés, etc.
·
A diferencia de
los profetas, el ministerio de Jesús fue validado por milagros.
·
Nacimiento
virginal.
·
Jesús es la
Palabra de Dios (el Verbo)
·
Allah anuncia el
nombre de Jesús que indica su tarea, es decir, Jesús salvador de Jehová, y Cristo (Mesías).
·
Jesús es
designado también como "uno más cercano a Allah" y un
"justo".
·
Se señala el
traslado de Jesús al cielo y su lugar en el cielo junto a Alá.
·
Jesús es descrito
como uno que convirtió a "enemigos en amigos".
·
Niega la
deidad de Cristo.
·
Una referencia
parece indicar la muerte y resurrección de Cristo.
·
La resurrección
de Cristo se niega en otra parte.
·
Jesús es descrito
como un "mensajero" y un "Espíritu" de Dios, si bien este
mismo contexto niega la idea de la trinidad.
·
Confirmó la Torá
(asura 5:46), recibió el Evangelio de Allah.
·
Sus discípulos
eran "ayudantes de Allah".
·
La mayoría de los
musulmanes consideran que la segunda venida de
Cristo está predicha (en la asura 43:61).
·
Condena
repetidamente la deidad de Cristo como blasfemia e idolatría.
·
Niega la
crucifixión y resurrección de Jesús.
·
No murió, fue
asunto al Cielo vivo.
·
Niega la
posibilidad de la expiación o del sacrificio vicario de Cristo.
·
Acepta varias
historias espectaculares relacionadas con los primeros años
de Jesús, como cuando predicaba desde la cuna y le dio vida a un pájaro de
arcilla (tomados seguramente de los textos de evangelios apócrifos).
El lector interesado en
profundizar sobre estos temas puede escribirme al correo que aparece debajo en
mi firma. Puedo darle las citas coránicas para que investigue por sus propios
medios. En cualquier buena librería puede comprarse el Corán en español. Hay
muchísimo buen material cristiano en internet y puedo recomendarte muchos
buenos libros en español.
El desafío es entonces
utilizar este conocimiento de Cristo propio de la religión musulmana como
elemento de evangelización hacia estos inmigrantes.
Es necesario prepararnos,
perder el miedo, y animarnos a salir de las burbujas de nuestros templos en
clara actitud evangelista.
Te estoy hablando después
de dos experiencias misioneras en tierras musulmanas. Después de haber
ingresado a decenas de hogares musulmanes ofreciendo orar por los enfermos, por
las personas que fuman, por las necesidades de esas familias. Si son religiosos
activos deben aceptarnos gustosos, ya que como seguidores de Jesús podemos ser
instrumentos de los milagros que Él puede hacer. También te escribo habiendo
sido testigo de esos milagros.
No aceptarte es a sus ojos pecar contra Allah.
Es importante que puedas
citar los asuras en que Jesús es citado, que puedas tener los argumentos conocidos
y estudiados en profundidad.
Como hago siempre, te dejo
abierta la puerta. Le pido a Dios que te impulse a profundizar sobre estos
temas, consciente de que el futuro de nuestra sociedad y de nuestra fe está en
nuestras manos.
Ya te lo que ORDENADO: ¡Sé Fuerte y
valiente! ¡No Tengas miedo ni te desanimes! Porqué el de Señor Tu Dios te
acompañará Dondequiera Que Vayas (Josue 1:9)
HÉCTOR SPACCAROTELLA
tiempodevocional@hotmail.com
www.puntospacca.net