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Tiempo devocional-Hector Spaccarotella: espacio para el perdón
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: hectorspaccarotella  (Mensaje original) Enviado: 10/09/2013 19:19

espacio para el perdón

Aprendimos que la palabra perdón abarca tres conductas: la de perdonar al otro, la de auto-perdonarse y la de ser perdonado por el otro.

Las tres significan actos de vital importancia para todas las personas del mundo, sea cual fuera su religión.

Me acuerdo que en un programa de radio de hace unos años hablé sobre este tema, asociando el perdón con liberar, dejar ir, o soltar a aquella persona con la que a partir del ejercicio de perdonar, nos ponemos en paz mejorando completamente nuestra calidad de vida.

Si pudiéramos tomar conciencia del enorme cambio que opera en nuestro corazón a partir de que la llave del perdón fue puesta en la puerta del alma creo que no dudaríamos en hacerlo tanto como podamos.  

Perdonar y la reconciliación que viene después son puntos fundamentales para cualquier cristiano. Jesús era consciente de ello.

Pero yo quiero desafiarte esta mañana a que perdones no sólo por obediencia a Jesús; La necesidad del perdón está relacionada con el logro de la paz espiritual que tanto necesitas para mejorar tu propia vida.

Es necesario no tener deudas emocionales pendientes porque cuando más ordenada tengamos el alma, mayor será la sensación de plenitud y más profunda y plena será nuestra paz con uno mismo, o con los demás.

El mensaje del cristianismo gira en torno a esta necesidad del perdón. Jesús presenta la imagen de un Dios que perdona e invita a los seres humanos a hacer lo mismo. El Reino que Jesús proclama no tiene nada que ver con la fría justicia de los hombres, sino con la cálida ternura de quienes se sienten aceptados sin haber hecho los méritos suficientes para recibir ese perdón.

Si pudiéramos entender que seguimos a un líder que no vino a buscar a los justos sino a los pecadores, si pudiéramos entender que el cristianismo no es una religión de justos, sino de perdonados...

Cuando guardamos resentimientos contra nosotros mismos o contra otras personas, damos pie al sufrimiento no solo emocional, sino también espiritual y físico.

Lo que descubro y te pido que prestes mucha atención a esto, es que muchas de las personas que sufren una enfermedad crónica dolorosa, no curable aún, o las que se encuentran en la etapa final de la misma, muchas veces están arrastrando situaciones no resueltas en torno del perdón, que hasta me atrevería a decir que pueden haber sido condicionantes de su enfermedad.

Estas personas necesitan urgentemente los beneficios emocionales y espirituales de perdonar y de sentirse perdonados o perdonadas.

Perdonar y perdonarse es un acto de amor hacia los demás y hacia uno mismo.

Para ejercer este acto de amor se requiere el esfuerzo de la voluntad, la intención decidida de llevarlo adelante, de un profundo cambio de actitud, y de poder comprender los beneficios en lo emocional, en lo espiritual y también en lo físico.

Perdonarse y perdonar a otros es reconocer que estar en conflicto con otros, con otras y con nosotros mismos nos hace un enorme daño internamente.

Siempre que hablo o pienso en estos temas, surgen estas situaciones donde los conflictos han sido tan fuertes que se nos hace dificil olvidar.

Perdonar (o perdonarse) no se trata de olvidar "mágicamente" el dolor de lo sucedido, como algunas personas pudieran creer. Perdonar es ante todo reconocer que no podemos continuar más viviendo con ese dolor que llevamos dentro. Que nos está haciendo daño, que nos lastima el cuerpo, el alma y el espíritu, generándonos enfermedades, trayéndonos transtornos de sueño, mal carácter, depresión, problemas de pareja, problemas con nuestros hijos y enormes dificultades para entrar en diálogo con Dios.

 

 Perdonar "significa, ante todo reconocer que en los conflictos nos hacemos daño mutuamente".

 

 Cuando perdonamos o pedimos perdón, estamos reconociendo que somos seres valiosos y con dignidad a pesar del conflicto o la situación que nos lleva a sentir dolor y vergüenza ante nosotros mismos.

La señal visible del perdón, esa señal tan clara de la que todos aquellos que lo ejercitan pueden hablar es la paz que nos produce.

El acto del perdón no es parcial.. Se perdona a una persona, en su totalidad. El perdón, señala un autor, es un acto totalizador. El acto de perdón sólo es pensable como un acto personal totalitario.

Dios no perdona unos pecados si y otros no, sino que perdona los pecados de los seres humanos. Estoy tratando de tomar conciencia yo y que vos también lo hagas, de que el perdón se destruye a si mismo cuando se realiza parcialmente. Quien perdona algo sí y algo no, éste realmente no perdona y está negando el nuevo comienzo que significa el acto de perdonar. ¿Te das cuenta? ¡La oportunidad de comenzar de nuevo!

 

Mateo 6:12-14  Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. No nos metas en tentación, sino líbranos del mal, porque tuyo es el reino,el poder y la gloria,   por todos los siglos.  Amén".

 "Por tanto,  si perdonáis a los hombres sus ofensas,  os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis sus ofensas a los hombres,  tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.

 

El perdonar y ser perdonados son necesidades vitales para los seres humanos. No se trata de humillación y rebajamiento, sino de necesidad de la paz interior con uno mismo y con los y las demás. Más que ser humillación y rebajamiento, el perdón es necesidad y grandeza. Necesitamos permanentemente perdonar y pedir perdón. La actitud de perdonar y estar necesitado de perdón pertenece a la naturaleza misma de la persona humana. Querer perdonar y estar dispuestos a recibir el perdón es contar con la posibilidad de reparar la vida, de reconstruir la propia historia, de cambiar para mejor la forma en que me relaciono con el mundo.

 

En el capítulo 15 del evangelio de San Lucas, a través de la parábola del hijo pródigo, Jesús nos mostró la imagen de un Dios perdonador, restaurador de nuevas relaciones. Te diría que todavía más, un Padre que está DESESPERADO por reconciliarse con su hijo.

Un autor que leía ayer nos ofrece un aporte significativo sobre la relación de Jesús con el perdón; hay un dato más que significativo, que me gustaría compartir con vos en este día: Quien lee los evangelios descubrirá que Jesús habla muy poco del pecado. Pero nos sorprenderemos todavía más al darnos cuenta de que siempre habla del perdón, por ejemplo en la curación del paralítico (Mc. 2. 5-10), y en la escena de la pecadora que unge los pies de Jesús (Lc. 7. 36-50).

Ayer la pastora Sonia predicó en nuestra iglesia tomando como base también el evangelio de San Lucas pero en el capítulo 13. Lee conmigo:

 

Lucas 13:10-13  Enseñaba Jesús en una sinagoga en sábado, y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad,  y andaba encorvada y en ninguna manera se podía enderezar. Cuando Jesús la vio,  la llamó y le dijo: 

 --Mujer,  eres libre de tu enfermedad. Puso las manos sobre ella,  y ella se enderezó al momento y glorificaba a Dios.

 

Cuando era leído este texto pensé dos cosas. La primera, es que el autor del Evangelio nos muestra que la enfermedad de esta mujer no tenía un origen físico sino espiritual. La segunda, imaginé que perfectamente podría ser alguien que desde hacía 18 años estaba siendo atormentada por el peso de una situación de falta de perdón que nunca se animó a resolver. Con el tiempo, esta situación trajo un peso tan grande a su espalda que terminó encorvándose.

Obviamente que estos agregados de mi imaginación son pura especulación. Sin embargo debo reconocer por experiencia en mí mismo y en los demás, que esto es perfectamente posible.

 

En los evangelios el perdón de los pecados se recibe como un acto de gracia de parte de Dios. Sin embargo, requiere del arrepentimiento como condición previa, y de la reparación en lo posible de la ofensa, como acción posterior. El arrepentimiento implica conversión, esto es modificar las actitudes negativas y potencializar las positivas. El perdonar "supone un movimiento, es la imagen de un ser humano que desanda el camino. Supone un cambio de orientación en toda la manera de vivir", según nos comparte un autor en un escrito del 2001.

Perdonar permite la reconstrucción de relaciones. Posibilita el reencuentro y la creación de nuevos lazos allí donde dejaron de existir. Cuando el perdón es genuino, se recupera la alegría en la relación.

Las palabras más usadas en los evangelios para indicar el perdón de los pecados son "afiemi" (hacer ir, dejar ir, permitir, soltar, perdonar) y "aferis" (remisión, liberación, perdón)

Cuando nos perdonamos y cuando perdonamos, "dejamos ir" aquello que nos obstaculiza una relación de espiritualidad con nosotros mismos y con las demás personas. !Y ello produce paz!

Seguir a Jesús implica también estar dispuesto al cambio, al arrepentimiento y al perdón. Jesús nos mostró el rostro de un Dios perdonador, capaz de recibir al ser humano en positivo y ofrecerle la transformación de sus días en espacios de mejor calidad de vida.

HECTOR SPACCAROTELLA          

tiempodevocional@hotmail.com

www.puntospacca.net

Basado en un estudio escrito por M.Th. Edwin J. Mora Guevara (Costa Rica)
y en la siguiente BIBLIOGRAFIA 
Araya, Victorio. 1983. El Dios de los pobres: el misterio de Dios en
la Teología de la Liberación. San José: DEI-SEBILA.
Barobio, Dionisio. 1993. "Perdón". En: Floristán y Tamayo 1993.
Floristán, Casiano y Juan José Tamayo, editores. 1983. Conceptos fundamentales de Pastoral. Madrid: Cristiandad.
Fourez, Gerard. 1987. Una buena noticia liberadora: Evangelio para un
mundo en crisis. Santander: Sal Terrae.
Ramos F., Felipe (Director). 2001. Diccionario de Jesús de Nazareth. Burgos: Monte Carmelo.
Sölle, Dorothee. 1972. Teología Política. Salamanca:
Sígueme.
Villapadierno, Carlos. 2001. "Perdón de los pecados"

 



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Atlacath Enviado: 28/11/2013 02:18
Gracias por compartir este mensage.
Saludos de Atlacath.


 
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