¡Qué hermoso el Rey en la campaña! Iba vestido de verdad, y era su espada de conquista el fuerte amor que vence al mal.
¡Qué hermosa aquella estirpe suya, desde el divino manantial! Es rey de la casa de David, nacido en cuna virginal.
Murió en la cruz ajusticiado por rey del pueblo de Abraham. ¡Éste es el Rey del universo!; si Dios lo ha escrito, escrito está.
Rey que desarmas las conciencias, rey vencedor de Satanás, sobre las ruinas del pecado tú solo creas vida y paz.
Oh Jesucristo, mi Señor, rey poderoso que vendrás, a tus hermanos pecadores mira con rostro familiar.
¡Bendito el Rey crucificado, el Rey de reyes inmortal, desde la altura de tu Padre reina con cetro de piedad! Amén. (Himno de la liturgia de las horas)
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