MUCHAS VOCES
La Biblia revela que hay muchas voces en el mundo clamoreando por atención:
“Hay, por ejemplo, tanta diversidad de idiomas en el mundo; y ninguno carece de significado” (1 Corintios 14:10).
¿Lo qué son estas voces en el mundo?
LA VOZ DEL HOMBRE:
La voz del hombre es fácil de reconocer. Es la audible voz de otro ser humano:
“Pero respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: --Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5:29).
Algunas veces la voz del hombre puede dar sabio consejo, pero en cualquier momento en que la voz del hombre entre en conflicto con la voz de Dios, usted debe obedecer a Dios.
LA VOZ DE SATANÁS:
La voz de Satanás fue oída por la primera vez por el hombre cuando él habló a Eva en el Jardín de Edén (Génesis 3:1,4,5). La voz de Satanás mente, engaña, y siempre intenta llevar el hombre a pecar y alejarse de Dios. Usted puede fácilmente reconocer esto cuando usted leer sobre la tentación de Jesús en Mateo 4.1-13. Usted puede estudiar los ejemplos de conversaciones que Satanás tuve con Dios en Job 1:7-12 y 2:1-6.
Espíritus malignos también tienen voces:
“Porque de muchas personas salían espíritus inmundos, dando grandes gritos, y muchos paralíticos y cojos eran sanados” (Hechos 8:7).
“Estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de demonio inmundo, y él exclamó a gran voz: --¡Ah! ¿Qué tienes con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido para destruirnos? Yo sé quién eres: ¡el Santo de Dios!” (Lucas 4:33-34).
Algunas veces la voz de Satanás es realmente audible cuando demonios usan las cuerdas vocales de un hombre o mujer poseídos. Con mucha frecuencia, con todo, Satanás habla con una voz audible. Él habla mentira, engaño, y pensamientos pecaminosos para su miente.
LA VOZ DEL EGO:
La voz del ego es el hombre hablando a sí mismo. Usted puede leer los ejemplos de esto en Lucas 16:3 y 18:4, y en Jonás 4:8 adonde el profeta deseó morir. La Biblia advierte lo siguiente sobre la voz del ego:
“Reconozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni el hombre que camina es capaz de afirmar sus pasos” (Jeremias 10:23).
LA VOZ DE DIOS:
Jesús dijo que los creyentes pudrían conocer la voz de Dios y diferénciala de otras voces:
“A él le abre el portero, y las ovejas oyen su voz. A sus ovejas las llama por nombre y las conduce afuera. Y cuando saca fuera a todas las suyas, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Pero al extraño jamás seguirán; más bien, huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños." (Juan 10:3-5).
Los creyentes son comparados con ovejas. Una característica de las ovejas es que ellas no saben para donde están caminando. Ellas deben ser conducidas. Jesús dijo que Él era el pastor o líder de las ovejas. Él dijo que Sus ovejas conocerían Su voz y lo seguirían en vez de las voces del hombre, del ego o Satanás.
OÍR LA VOZ DE DIOS
Abra su Biblia en Génesis e lea capítulos 1 a 3. Estos capítulos registran la creación del mundo y de los primeros seres humanos, Adán y Eva. Desde el tiempo de la creación, Dios comunicó Su voluntad para el hombre. Él dio instrucciones específicas a Adán y Eva. Ellos deberían nombrar los animales, cuidar del Jardín, tener compañerismo un con el otro, y reproducirse para poblar la tierra. Lo más importante de todo es que ellos deberían mantener una íntima comunión con Dios. Ésta íntima comunión con Dios los capacitó a conocer la voz de Dios. Cuando Dios habló, Él comunicó Su plan a ellos:
“Y Jehová Dios mandó al hombre diciendo: "Puedes comer de todos los árboles del jardín; pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que comas de él, ciertamente morirás." (Génesis 2:16-17).
Por la voz de Dios la voluntad de Dios fue revelada a Adán y Eva. Ellos podrían comer libremente de todo árbol en el Jardín, con la excepción del árbol del conocimiento del bien y del mal.
“Cuando oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el jardín en el fresco del día, el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del jardín. Pero Jehová Dios llamó al hombre y le preguntó: --¿Dónde estás tú?” (Génesis 3:8-9).
Es el pecado que separa del hombre de Dios. Dios no retira Su presencia del hombre. Por causa del pecado, el hombre salió de la presencia de Dios. El pecado resulta en un corazón endurecido. La Biblia advierte:
“Entre tanto se dice: Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones como en la provocación” (Hebreos 3:15).
Dios desea comunicarse con el hombre, pero comunicación requiere reciprocidad. El pecado separa el hombre de una íntima relación con Dios, endurece su corazón, y impídele de conocer la voz de Dios.
OÍR LA VOZ DE DIOS
Abra su Biblia en Génesis e lea capítulos 1 a 3. Estos capítulos registran la creación del mundo y de los primeros seres humanos, Adán y Eva. Desde el tiempo de la creación, Dios comunicó Su voluntad para el hombre. Él dio instrucciones específicas a Adán y Eva. Ellos deberían nombrar los animales, cuidar del Jardín, tener compañerismo un con el otro, y reproducirse para poblar la tierra. Lo más importante de todo es que ellos deberían mantener una íntima comunión con Dios. Ésta íntima comunión con Dios los capacitó a conocer la voz de Dios. Cuando Dios habló, Él comunicó Su plan a ellos:
“Y Jehová Dios mandó al hombre diciendo: "Puedes comer de todos los árboles del jardín; pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que comas de él, ciertamente morirás." (Génesis 2:16-17).
Por la voz de Dios la voluntad de Dios fue revelada a Adán y Eva. Ellos podrían comer libremente de todo árbol en el Jardín, con la excepción del árbol del conocimiento del bien y del mal.
“Cuando oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el jardín en el fresco del día, el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del jardín. Pero Jehová Dios llamó al hombre y le preguntó: --¿Dónde estás tú?” (Génesis 3:8-9).
Es el pecado que separa del hombre de Dios. Dios no retira Su presencia del hombre. Por causa del pecado, el hombre salió de la presencia de Dios. El pecado resulta en un corazón endurecido. La Biblia advierte:
“Entre tanto se dice: Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones como en la provocación” (Hebreos 3:15).
Dios desea comunicarse con el hombre, pero la comunicación requiere reciprocidad. El pecado separa el hombre de una íntima relación con Dios, endurece su corazón, y impídele de conocer la voz de Dios.