LAS ADVERSIDADES NOS HAN ENSEÑADO
No podemos cambiar el pasado, no podemos deshacer lo vivido y malvivido, no podemos volver atrás.
Pero sí podemos cambiar la forma en que vemos el pasado, podemos invertir su mal y utilizarlo para crecer, madurar y hacernos más fuertes y tomar mejores decisiones.
Nos pisotearon, pero ya no lo harán más. Nos tomaron por tontas inocentes, pero ya no lo somos. Ahora somos mejores.
No podemos cambiar el pasado, pero sí la forma de verlo. Bien sabemos que no podemos cambiar nuestro pasado, pero podemos darle la vuelta a nuestro favor y aprender de él:
Tras las amargas experiencias ya no queremos lo que no daña, queremos un amor bueno, queremos darle sentido a nuestra vida; somos seres de amor, por lo tanto siempre estamos buscando un amor verdadero.
Y aunque la vida muchas veces se ensaña con nosotras y sólo nos trae malos amores, tú ya no estás preocupada por ello, ya eres una mujer experimentada, mucho más sabia, mucho más lista. Ya no habrá quien pueda cambiar tu forma de ser y ver la vida, pues eso es algo que sólo te pertenece a ti, en tu vida mandas tú.
Cansada de tantos desengaños llega un día que tú misma dices ¡BASTA!, ya no quieres un amor que vaya y venga cuando le de la gana, y eso te debe hacer ser feliz. Ahora eres una mujer que toma determinaciones de las que antes no eras capaz. Antes te costaba mucho plantar cara a tu pareja por miedo a que se fuera, ahora tras las experiencias de la vida no estás dispuesta a seguir siendo la víctima del cuento.
Eres una mujer que aprende de lo vivido, incluso de lo malvivido:
Has aprendido que si algo no es para ti, tarde o temprano se va de tu vida y que eso es lo mejor que te puede ocurrir, y no lo peor.
Ahora sabes que no es bueno querer retener a alguien que siempre quiere irse, no es bueno para tu salud intentar retenerlo sea como sea. No merece la pena buscar ridículas excusas para permanecer juntos, pues si quiere irse, tarde o temprano lo acaba haciendo.
Aprendes a tener y dejar las cosas más claras: Ahora quien esté contigo sabe que si se va de tu lado no le volverás a recibir con los brazos abiertos. Ya no eres una tonta inocente que tras escuchar unas bonitas palabras vuelve a caer en sus brazos. No, mujer no lo hagas.
Mírate en el espejo y dime qué ves: ¿Una mujer rastrera que recibe sobras? ¿Te mereces ser tratada así? ¿Mereces el amor un día sí, otro no, y otro con un poquito de perdón entonces sí otra vez? NO, NO. Tú mereces lo mejor, lo más bueno que hay en la vida.
Tras las adversidades, te haces fuerte. Cada día que despiertas puedes decidir si vas a seguir con esa vida a medias, o si te pones como lo que eres: UNA MUJER VALIENTE que pone fin a las relaciones tóxicas y nocivas tanto mal hacen.
¡Despierta, levántate! Y di que ya no quieres más, que nadie más se reirá de ti, no dejes que nadie pisotee tu dignidad, eres una preciosa mujer.
Seas como seas, y de la raza que seas, tenemos un valor maravilloso: somos mujeres, fuimos creadas para ser las “reinas de nuestro hogar”, no para un hogar ajeno.
No te sigas preocupando por el pasado, déjalo atrás… pero no lo guardes donde no lo puedas ver, pues será aquello que te dará las fuerza para seguir con la mirada en alto.
Olvidar nunca ha sido fácil, no es algo que sucede de la noche a la mañana, todo tiene su tiempo. Pero un día encontrarás el tuyo y serás completamente feliz.
Si el pasado queda atrás, el futuro es tuyo, aprovéchalo. Mientras estás en ese proceso, busca cosas que alegren tu vida, y así un día te mirarás y verás que eres otra: una mujer con nuevas pero verdaderas ilusiones, y no la mujer de un hombre fantasma sino de un hombre real por el cual estás dispuesta a cuidar el amor que ambos sentís, tratándolo como algo valioso, porque esa será la persona que esté a tu lado cada mañana cuando abras tus ojos.
|