COMPARTIR CON DIOS.
¿Ya tuviste ganas de desaparecer? ¿Tirar todo hacia arriba y mudarte a un lugar donde nadie te conoce? Hay veces que uno siente esas ganas, pero ¿Será que solucionaríamos nuestros problemas de esa manera? Muchos aseguran que los problemas van con nosotros, por lo tanto es necesario solucionar y no huir. ¿Será que Dios puede ayudarnos? Por supuesto que sí, a lo mejor no de la manera que muchos se imaginan, haciendo un milagro y resolviendo todo rapidito, pero, Dios actúa, Él nos pide que compartamos con Él nuestros problemas y eso nos ayuda dándonos serenidad y sabiduría, y teniendo a estas dos por consejeras queda mucho más fácil encontrar una solución. Acuérdate que el mayor problema Dios ya ha solucionado para ti. ¿Cuál? La condenación eterna. Ella fue pagada por Jesús. Y el mismo Cristo prometió estar al lado de sus seguidores todos los días. Mantente firme, ¡Dios está contigo!
Cúbreme Señor con Tu sabiduría para resolver las cuestiones de mi vida, cúbreme también con serenidad para saber enfrentar y de ser posible sobrellevar los obstáculos.
“Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20)