UNA PEQUEÑA LLAMA
Mónica es
soltera. Tiene más de cuarenta años y es soltera.
Sus amigas, sus compañeras de trabajo hablan del
precio de los pañales, de problemas de escuelas, de la eruptiva que le salió en
la piel al menor, de las cosas raras que hacen los hombres y sobre todo cuando
son sus maridos y las situaciones siempre inmprevisibles de la vida familiar.
Mónica escucha, se queda en silencio y sonríe.
Mónica es soltera. Sus amigas necesitaron comprar
vehículos tamaño familiar para que entre el matrimonio, los hijos y las
mascotas de la familia.
Una compañera de secundaria increíblemente tiene
hijos que ya van rumbo a la universidad. Mónica maneja un Ford K , vive sola en
su casa, se cocina su propia comida cuando lo desea y habitualmente comer sola.
Mónica es soltera. Muchos se preguntan porqué.
Muchas fantasías se tejen en las mentes de quienes la conocen. No es normal.
Algo debe haber hecho mal, A la gente le gustaría saber por qué. Nunca lo
dicen, pero se la comen con los ojos, buscan conocer sus secretos. ¿cuál es tu
apellido de casada? Le preguntan. ¿Soltera o divorciada? SOLTERA responde ella.
¿No estás casada? ¿Por qué no? ¿tenés algún
problema?
Dentro de la iglesia las cosas no son mejores. En
las reuniones de célula se termina sintiendo muy incómoda. Estar en el equipo
de líderes de la iglesia la hace parecer de otro mundo.
Después de las vacaciones, ella escucha en silencio
cómo las otras familias cuentan historias de viajes familiares y las aventuras
de llenas de emoción de los matrimonios.
Mónica pasó la última Navidad con sus padres
y después volvió sola a casa.
Prácticamente no sale a ningún lado, porque o son
lugares para jóvenes o para matrimonios.
Claro que le gustaría hacer algún viajecito , pero
es difícil encontrar con quién y no quiere viajar sola. No es lo mismo.
Mañana
está invitada a una fiesta. No pudo dormir en toda la noche. No estaba en paz. Piensa mucho si debe ir o no.
¿Voy sola?.
Y tiene que luchar con la envidia. No es que
se enoje. No es que los celos la consuman. Ni mucho menos siente odio.
Sólo envidia. ¿no es normal que se sienta así
después de todo?
Es que sabe que no. No es normal. No está
bien. No es lo correcto. No le está haciendo bien, no le trae paz, la está
alejando de Dios y de los hombres.
Tiene razón en preocuparse. Porque lo que hoy es una chispita puede mañana convertirse
en un fuego.
Imaginate que pasás por un ambiente de tu casa y
ves que hay un pequeño fuego sobre el sillón. No es un incendio, sino pequeñas
llamitas, en uno de los brazos del mueble, que está cerca de la chimenea y
seguramente saltó alguna pequeña brasita.
¿Qué harías? ¿Cómo reaccionarías?
¿Seguirías con lo que estás haciendo sin apagarlo, diciendo
" no es nada. Los fuegos pequeños como ese no destruyen casas”?
¡Claro que no!
Apagarías inmediatamente el fuego. Sacarías el
sillón al patio, le echarías agua, usarías el matafuegos del auto. Cualquier
cosa menos dejar las llamas ahí.
No soportarías tener una llama"suelta" en
tu casa.
¿Por qué?
Porque sabes
cómo crece el fuego. Si no se hace nada, el fuego consume todo lo que encuentra
en el camino. Sabés , por el bien de tu casa, que con el fuego no se juega.
Eso mismo pasa con el corazón de Mónica, y
probablemente con el tuyo.
Este ejemplo que da el pastor Max Lucado me parece
una excelente comparación. “Igualmente
peligrosas son las pequeñas llamas del corazón del hombre”
El fuego de la envidia debe controlarse y
apagarse inmediatamente, si no se controla, puede convertirse en una llama
hambrienta y consumirlo todo.
¿El nombre del fuego?.
Génesis 26:12 al 15 Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año
ciento por uno. Y el SEÑOR lo bendijo.
Y el hombre se enriqueció, y siguió
engrandeciéndose hasta que llegó a ser muy poderoso; pues tenía rebaños de
ovejas y vacadas y mucha servidumbre, y los filisteos le tenían envidia. Y
todos los pozos que los siervos de su padre habían cavado en los días de
Abraham su padre, los filisteos los
cegaron llenándolos de tierra.
Al tapar los pozos
estaban impidiendo la vida de plantas, animales y personas. Estaban
destruyendo.
Mira a los hermanos de José. Comenzaron por pelear
con él y ponerlo a prueba. Una Inocente rivalidad entre hermanos .Pero
después, la chispita se convirtió en una llama.
Génesis 37:11 Y sus hermanos le tenían envidia, pero su padre reflexionaba sobre lo
dicho.
No tardaron mucho en echar a José en un pozo. Y
poco después, José estaba en Egipto, los hermanos seguían confundidos, y
Jacob, el padre, permanecía totalmente ajeno a lo que pasaba. El viejo
pensaba que su hijo estaba muerto . La máquina de destrucción de una familia
fue la envidia.
Este comentario del evangelio de Mateo también
recogido por Marcos me dio un vuelco el
corazón.
Mateo 27:17 y 18 Por lo cual, cuando ellos se reunieron, Pilato les dijo: ¿A quién
queréis que os suelte: a Barrabás o a Jesús, llamado el Cristo?
Porque él sabía
que le habían entregado por envidia.
Los fariseos no eran hombres malvados. No eran criminales.
No eran matones a sueldo de la mafia.
Los fariseos eran los predicadores, los pastores,
los maestros de la época.
Pero, ¿qué hicieron con Jesús? TREMENDO. " Porque sabía que por envidia le habían entregado".
¿Cuáles son las consecuencias de la envidia?.
La soledad es
el primer detonante.
¿Quién querría estar cerca y entablar amistad con una persona
envidiosa?
Otra consecuencia es la enfermedad.
Proverbios 14:30 Un corazón apacible es vida para el cuerpo, mas las pasiones son
podredumbre de los huesos.
La violencia es el fruto más feo
Santiago 4:1 ¿De
dónde vienen las guerras y los
conflictos entre vosotros? ¿No vienen de vuestras pasiones que combaten en
vuestros miembros?
Codiciáis y no tenéis, por eso cometéis homicidio. Sois envidiosos y no podéis obtener,
por eso combatís y hacéis
guerra.
La envidia aisla, la envidia enferma, la envidia
destruye.
Puedo sentir en mi cuerpo y en mi alma la envidia
del otro. Salgo destruido de un lugar donde alguien me envidia. Con dolor de cabeza, con malestar en el
cuerpo, con deseos de acostarme y dormir hasta que se me pase.
Y lo que es peor, es 10 veces mayor la consecuencia
que siente en sí mismo el envidioso.
Este sentimiento no le permite ser felíz, no le
permite sonreir, no le permite disfrutar de la vida.
Este sentimiento enferma su cuerpo hasta matarlo.
Muchas enfermedades terminales nacen de la envidia.
Mónica está atrapada en sus pensamientos. ¿a dónde
la llevarán? ¿cambiarán su realidad o la harán sentirse cada día más infelíz?
El pastor Lucado dice: “Deja de hacer
una lista de tus deseos y comienza confiar en que Dios te dará lo que necesitas”.
La historia de Mónica cambia a partir de su cambio:
"Fue unos cuantos días antes de la fiesta de
Navidad en la iglesia. Me di cuenta de que quizás era una de las pocas solteras
que asistían .No me gustaba nada la idea y ,por supuesto, la verdad es
que no tenía ganas de ir. Pero al orar,
me di cuenta que Dios quería que fuera y que Él quería ser mi acompañante.
No sé cómo podría ser esto , pero comencé a orar, pidiendo reconocer Su
presencia junto a mí en todo momento, y poder irradiar dicha presencia. Así que
"fuimos " a la fiesta.
Cuando "entramos", inmediatamente
vi a un posible pretendiente con una bella mujer. No me desconcertó. Mientras
"caminábamos" de cuarto en cuarto, solicité, animé a los que vi
y realmente practiqué el poner a otros primero. Al "marcharnos" y
entrar al auto para el largo camino a casa, me eché a llorar... lágrimas de
alegría y de dolor. Me alegró sentir la paz y presencia de Jesús de una forma
tan tangible, a pesar del dolor de seguir soltera.
El lunes siguiente un amigo pasó por mi
oficina y me dijo:" Te vi en la fiesta, y me pregunté si no te
resulta duro estar sola. Sin embargo, quería decirte que esa noche
irradiaste el gozo de Dios".
Desde entonces he asistido a muchos casamientos,
cenas, reuniones de exalumnos y fiestas, llevando a Jesús como pareja. No
siempre ha sido fácil, pero sé que con cada actividad mi fe ha crecido. Jesús
es una presencia real y tangible, tan real para mí como cualquier otra persona.
Sigo creciendo a diario en el entendimiento de lo que significa estar
acompañada por Él, en las cosas pequeñas y en las grandes, y lo que para Él
significa ser el amante de mi alma, siempre presente, siempre disponible"
Susana es una niña de seis años, su tesoro más
preciado era un collar de perlas . No le importaba que fueran falsas. Se
las ponía para ir a todas partes, jugaba con ellas todos los días. Amaba las
perlas.
También amaba a su papá, quien viajaba mucho
por cuestión de negocios. El primer día de vuelta a casa siempre era un día de
fiesta. Una vez su papá pasó una semana en Oriente. Cuando regresó, el
papá y la hija se pasaron jugando juntos toda la tarde. Al acostar a la niña,
el padre le preguntó:
---¿Me amas?
---Sí ,papá, te amo más que a nada.
---¿Más que a nada?.
---Más que a nada.
Él se detuvo un momento.
---¿Más que a las perlas?. ¿Me darías
tus perlas?.
---Ay ,papi,
---le respondió ella---,y le dio un beso de buenas noches.
Al dormirse, la
niña se quedó pensando en la petición del padre. Cuando se despertó, volvió a
pensarlo. Esa mañana y durante todo el día estuvo dando vueltas en su cabeza.
Al final, aquella noche, fue a su padre llevando las perlas.
---Papá—te amo
más que a las perlas. Aquí están.
---Me alegra
mucho oír esto---le dijo, levantándose y abriendo su maletín---. Te he traído
un regalo.
Susana abrió una
cajita y echó un vistazo al interior. Perlas. Perlas auténticas.
Dios quiere
darte algo. Amor de verdad. Pero no puede dártelo hasta que no sueltes los
sentimientos que tienen tus manos ocupadas.
La propuesta es
cambiar esas perlas falsas como la envidia, poniéndolas en manos de Dios para
que inunde nuestro corazón con el amor verdadero.
La
envidia no tiene espacio en un corazón inundado del amor de Dios.
HECTOR SPACCAROTELLA
tiempodevocional@hotmail.com
www.puntospacca.net
Basado
en un texto de Max Lucado.