Me quedé pensando al leerte... creo que a la larga o a la corta, aunque tratemos de disimularlo, siempre termina saliendo hacia el otro lo que tenemos auténticamente en el corazón.
Ya sea esto agradable o no, ya sea luminoso u oscuro, ya sea de Dios o del enemigo, lo que terminamos transmitiendo con nuestras palabras, con nuestra piel, con nuestra mirada, es lo que tenemos en nuestro corazón.
Cuando actuamos disfrazados de un personaje, conscientemente o no, la otra persona lo termina percibiendo.
Así lo dice Anselm Grün, que lo que hay de Dios en nosotros termina siendo entregado al otro con nuestro aliento, con nuestra mirada, con el apretón de manos, con nuestro abrazo.
...Claro que no soy más que un compañero de grupo, y podrás seguramente estar o no de acuerdo conmigo...
Un fuerte abrazo.