...Porque estoy vivo, más vivo que nunca y reconozco que este emocionado sentimiento de gratitud y de esperanza se lo debo a mi Dios que me ha permitido descubrirme a mi mismo y saber quien soy, de donde vengo y a donde voy, y esto es mucho decir, pero es absolutamente cierto.
Hace cuarenta y dos años que nací de nuevo y a partir de ese momento me apercibí de lo maravilloso que es vivir, no tanto por esta corta vida nuestra aquí en la tierra, sino por sentirme tan agraciado de haber recibido el don de la vida eterna sin merecerlo en absoluto. Las palabras de Jesús penetraron en mi alma siendo aún muy joven y lo cambiaron todo en mi triste vida.
Jesús ha dicho y es verdad "El que en mi cree tiene vida eterna" y yo creí en Él y tengo vida eterna y la empecé a sentir desde que le conocí, esta es una vida que se prolonga hasta el infinito, es un volver al diseño original de Dios para nuestra vida, porque en realidad fuimos creados para vivir eternamente. Tal como dicen las Escrituras "que en parte conocemos" solo en parte, pero sabemos que estaremos para siempre con el Señor y disfrutaremos de los propósitos eternos de Dios que todavía desconocemos. ¡No es realmente emocionante!
Muchas veces pienso, si yo no fuese quien soy y si no hubiese tenido la oportunidad de nacer y de vivir en esta vida, no hubiese podido conocer a mi Creador, al Dios Todopoderoso. Aunque reconozco que desde mi génesis estaba contaminado por el efecto viral del pecado, pero también reconozco que esta bendición de nacer me ha brindado la gran oportunidad de reconocer que sin Él estoy perdido en mis pecados y que al reconciliarme con Dios mi Creador y Salvador estoy recibiendo el impagable beneficio de la vida eterna y esta vida esta en el Hijo de Dios.
Lo único que estoy tratando de hacer ahora es explicarme para que cualquier persona pueda entenderme acerca de lo que estoy diciendo respecto de la vida eterna. ¡Sí me estoy refiriendo a vida para siempre, a la vida sin fin! Desde luego que soy consciente que para seres finitos y tan temporalizados como nosotros por causa de nuestra caída y la consiguiente expulsión del Edén, es casi imposible pensar en clave de eternidad. Pero hoy descansaré con un inmenso sentimiento de gratitud porque tengo identidad propia, soy singularmente único y tengo conciencia de ser quien soy, con un proyecto de vida truncado por mi pecado original, pero también con la dicha eterna de haber conocido al Autor de la Vida como el redentor y restaurador de mi alma y de todo mi ser.