¿Querés saber verdaderamente cómo es una persona? Mirá qué frutos produce su vida, este es un indicador que no miente.
La calidad del fruto revela la calidad del árbol: “Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos” (Mt. 7.17).
Dedicate a mejorar como persona en todas las áreas de tu vida, y esto hará que mejoren tus resultados en todo lo que hagas.
La cantidad de fruto revela la productividad del árbol: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”(Jn. 15.5).
Dedicate a desarrollar mayor comunión y dependencia de Dios, ya que esta es la clave para ser verdaderamente productivo en todo lo que hacemos.
Para que mejore el fruto debe mejorar el árbol: “Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto”(Jn. 15.2).
Dedicate a quitar las cosas infructíferas de tu vida y a perfeccionar las fructíferas para poder llevar más fruto en todo lo que hagas.
Cuando el árbol mejora, también mejora el bosque: “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos”(Jn. 15.8).
Dedicate a mejorar como hijo de Dios y esto hará que mejore la Iglesia del Señor en la Tierra, y su Reino sea mucho más extendido.
Yo bendigo tu vida para que puedas examinar cada fruto que produce y para que puedas actuar en consecuencia, recordando que por tus frutos serás conocido.
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