La enfermedad te cambia la vida. El desempleo te cambia la vida. Si te toca el primer premio de la lotería de navidad, te cambia la vida.
Muchas situaciones nos condicionan la existencia haciendo que esta se vuelva más o menos hostil, agradable, positiva, provechosa. Debemos estar preparados para los cambio, esos virajes del destino que nos proporcionan cierto desequilibrio y llegan a saturarnos de una inquietante desestabilidad.
Quienes nos denominamos cristianos, hemos experimentado un cambio realmente significativo, un encuentro que nos ha modificado la vida. Una revolución que ha logrado sacarnos de los pozos más insondables para hacernos habitar al abrigo del altísimo.
Conocer a Dios te hace evidenciar el milagro del cambio, una transformación genuina, un giro completo hacia una existencia totalmente renovada.
Yo he visto verdaderas transformaciones. He visto cómo Dios aleccionaba corazones que en otro tiempo redundaban en el pecado sumidos en un tremendo caos.
He comprobado la forma en la que Dios actúa traspasando fronteras, atravesando cercados y llegando hasta dónde nadie se atrevería a llegar.
Él se acerca a ti y con un suave toque de su mano modifica lo que te rodea, aquello que te cohíbe y esclaviza, Él lo toma entre sus manos y lo hace desaparecer.
Sus palabras son transformadoras. Cuando recibes sus frases ataviadas de sabiduría te descubres, te ves desnudo y comprendes tu pequeñez, tu insensatez al querer seguir un camino en el que todo está abocado al fracaso.
Su vida te da vida, te hace ver todo de una forma totalmente nueva, inusual, distinta.
Hay muchos sucesos que pueden alterar tu existencia , pero sé que sólo existe alguien que puede producir en ti el Gran Cambio. Dios es el único que acercándose hacia donde tú estás se inclina con sinceridad, con amor y derrama un bálsamo que sana, que restaura, que vivifica, que transforma, que renueva, que te lleva a vivir confiadamente.
Cada día doy gracias a Dios por haberme elegido entre la multitud para ser receptora de grandes favores. Porque sinceramente, yo no lo buscaba y Él salió a mi encuentro. Estaba perdida y Él me halló. Que más se puede decir, simplemente:
Es algo tan maravilloso que ha llegado hasta mí, me hace sentirme libre lo más bello que sentí.
Ha cambiado la vida para mí, y yo he despertado en Dios.