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General: ESTAMOS DISTRAIDOS
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: hectorspaccarotella  (Mensaje original) Enviado: 16/06/2014 19:30

ESTAMOS DISTRAÍDOS

El peligro más grande que todos enfrentamos es no ser capaces de ver a Jesús en nuestros problemas, y en lugar de verlo, ver fantasmas. En este momento crítico de temor, cuando la noche es más negra y la tormenta más violenta, Jesús siempre se acerca a nosotros para revelarse como el Señor del diluvio, el Salvador en las tormentas. “Jehová preside en el diluvio, y se sienta Jehová como rey para siempre” (Salmo 29:10).

                                                                                                              DAVID WILKERSON

 

Hace 7 días me invitaron a llevar la prédica en una congregación de la ciudad donde vivo. Como la la invitación llegó con varios días de anticipación, comencé a prepararme en lo que creía que era el tema a desarrollar. Sin embargo el Espíritu Santo tiene siempre la última carta y la mañana del día en que debía presentarme, durante el devocional sentí que tenía que hablar de otro tema, que me comprometía personalmente mucho más ya que tenía que ver con mi historia.

 

El título fue “perdón, me distraje”.

 

Hice mención a serios accidentes de tránsito que tuve hasta hace unos 15 años atrás, y que no podía explicarme porqué. El último fue el más traumático, y me llevó a buscar ayuda terapéutica ya que no entendía las causas de lo que me pasaba. Luego de trabajarlo, la profesional me dijo que las causas estaban originadas en mis distracciones. Mi mente estaba ocupada con otros temas simultáneamente que mi cuerpo estaba conduciendo el vehículo. Entonces por ejemplo no veía al vehículo que intentaba pasarme por la derecha en la calle o al llegar a la esquina mi mirada se dirigía al sentido contrario de la mano que estaba marcada para conducir.

En la última ocasión, justamente mis palabras al enojado conductor del otro vehículo fueron “perdón, miré para el otro lado”, justificación que no le alcanzó en absoluto por supuesto.

 

Luego de trabajar esto afortunadamente no volví a tener accidentes de tránsito. Pero como me pasa en muchas ocasiones, debo exponerme como ser humano falible y mostrar públicamente que cometo errores a veces serios, como parte de lo que expongo desde el púlpito.

En el mensaje me preguntaba cuántas veces estamos tan ocupados como Iglesia en muchos de nuestros asuntos, que nos olvidamos de Jesús, al punto de sorprendernos cuando se acerca a tendernos una mano, porque creemos estar viendo un fantasma o algo irreal, como le pasó a los discípulos en la barca:

 

Mateo 14: 22 al 27: En seguida Jesús hizo que los discípulos subieran a la barca y se le adelantaran al otro lado mientras él despedía a la multitud. Después de despedir a la gente, subió a la montaña para orar a solas. Al anochecer, estaba allí él solo, y la barca ya estaba bastante lejos de la tierra, zarandeada por las olas, porque el viento le era contrario.

En la madrugada, Jesús se acercó a ellos caminando sobre el lago. Cuando los discípulos lo vieron caminando sobre el agua, quedaron aterrados.

— ¡Es un fantasma!—gritaron de miedo.

Pero Jesús les dijo en seguida:

— ¡Cálmense! Soy yo. No tengan miedo. [1]

 

Habían estado en contacto con Él todo el día, en una jornada muy intensa y llena de señales y prodigios. Había sido Él quien les ordenó subir a la barca aun cuando ellos como viejos hombres de mar seguramente veían aproximarse la noche cerrada y la tormenta. Y lo hizo con la promesa de luego alcanzarlos.

Dice el texto dice que después de despedir a la multitud, subió a la montaña para orar a solas.

Esto es una inferencia personal, pero creo que el objetivo era justamente dejar a solas a los discípulos con la dificultad que venía. Para experimentar cómo en medio de la más profunda oscuridad, Jesús viene en ayuda.

Sin embargo, cuando todo estaba negro y el viento arreciaba sacudiendo la barca entre las olas, al acercarse Jesús estaban tan distraídos que no le reconocieron, hasta escuchar su voz clara y firme.

Con razón, un rato después Jesús cuestionó su poca fe. ¿Era porque ellos no habían creído que con Él estaban seguros? No, sino que al estar distraídos se olvidaron que Él estaba en control de todo, e intentaron dar soluciones basados en sus propias conclusiones.

 

Esta mañana recibí un mensaje de un obrero misionero que está sirviendo hace unos años en un país africano. Ocultando por seguridad su identidad y el origen del mensaje, reproduzco debajo algunos fragmentos del mismo:

 

Estamos ante una emergencia! Nuestros remos han cesado de remar, sólo dos remos de los 20 que teníamos han quedado…la tormenta es tan fuerte…el agua del desánimo entra por ambos lados de la barca…Señor respóndenos!

Amados nuestros la barca en la que estamos es el Reino de Dios, y está tanto en Argentina como en el país donde servimos, muchos brazos han caído dentro de las aguas del desánimo, otros se han vuelto atrás, otros esperan pero con dudas, el tiempo del final está cerca y en vez de alegrarnos por el final del recorrido estamos tristes y nos volvemos vulnerables a las pruebas que embaten sin parar.

No es tiempo de desistir, ni de abandonar, ¡Jesús viene hacia nosotros! ¡Aunque haya tormentas o la neblina de la inseguridad y la angustia no nos permita ver, lancemos la bengala de la Fe!

Aquí las cosas comenzaron a sacudir nuestra fe muy duramente, los conflictos bélicos recrudecieron con fuerza y a diario. Hay cientos de cadáveres en las morgues según los periodistas y las ambulancias no paran con su irritante sonido día tras día.

Los pastores del Pueblo de Dios no conocen la Palabra, no conocen a Dios y la manada es dispersada por las mentiras de Satanás que promete curas rápidas y milagrosas a cambio de dinero.

Los agentes de Salud son confrontados con su fe y tienen miedo, los reunimos alrededor nuestro como a pollitos, los abrigamos en una célula al calor de la palabra de Dios dos veces por semana y así logramos que reaviven su fe.

Pero con vos, amado nuestro, ¿qué está ocurriendo? ¿Por qué dejas caer los remos? ¿Por qué has dejado de orar? ¿Por qué has dejado de apoyar?

Estamos orando para que no te falte la Fe, para que estos tiempos tan salvajes no apaguen la llama que hay en vos y que el mismo Cristo la encendió. El no fallara.

No tengas miedo, el Señor no se tarda, sólo es su misericordia tan grande que no desea que ninguno perezca, sigue esforzando tus manos en la mies, sigue ayudándonos a recoger la cosecha, no mires la tormenta… ¡Coloca tu mirada en Jesús!”

 

Tardé cerca de 1 hora de estar a solas con el Señor para entender los sentimientos que atravesaban mi corazón después de leer este mensaje recibido en mi correo electrónico de domingo por la mañana. 

Finalmente me reuní con mi esposa para compartirle que aquel mensaje que ella también había recibido, me llenaba de frustración, de bronca, de tristeza, porque tenía que ver con aquel que por inspiración del Espíritu Santo yo había pronunciado una semana antes.

También a estos obreros en el campo misionero tenemos que pedirles perdón, hoy, igual que a tantos otros a quienes comprometimos apoyar en oración, económicamente, etc.

 

¡Es que estamos distraídos!

 

Tendría que haberle dicho.

Aquí en Argentina, hoy domingo muchos cultos se suspendieron. ¿Por qué? Porque justo a las 19 hs.  jugaba nuestra selección el primer partido del mundial… ¡No hubiera ido nadie!... me decía un pastor.

Por otra parte, en este momento en Brasil muchos de nuestros jóvenes cristianos argentinos están misionando, entregando folletos evangelísticos a los miles de asistentes a los estadios de futbol.

¿Cuánto dinero significó para las iglesias o los individuos participantes de esta actividad evangelística el envío de estos cientos de chicos?

¿Está mal lo hecho?

La respuesta es no. Pero… ¿era lo mejor en este momento? ¿Era la mejor forma de invertir nuestros esfuerzos?... allí es donde me permito dudar.

Estamos distraídos, estamos distraídos. El Señor hoy quedó esperando en nuestros templos, a que terminara el partido de Argentina (o a que el domingo que entra no suceda algo similar).

¿Mientras tanto? Aquellos que nos necesitan, aquellos que son parte de nuestro cuerpo Eclesial, y a quienes comprometimos apoyar, sienten que hemos soltado los remos.

Quiero hacer notar que los comentarios de este misionero no están dirigidos a la falta de apoyo económico. Ellos sienten que no estamos orando por ellos. Sienten el vacío de la falta de oración.

Sienten que una Iglesia distraída se olvidó de tomar los remos para cumplir con la tarea impuesta por Jesús: “crucen al otro lado”.

Y en nuestra distracción estamos tan en la luna que cuando el mismo Cristo viene caminando hacia nosotros, creemos que es una aparición irreal.

Si… “¿Dónde está vuestra fe?” me está diciendo el Mesías a través de estos misioneros.

¿Es que este domingo no hubo gente que necesitara oración? ¿Es que este domingo no hubo aflicciones?

Si… si… pero es que estaba el partido de Argentina. Perdón… estaba distraído.

 

HÉCTOR SPACCAROTELLA

tiempodevocional@hotmail.com

www.puntospacca.net

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[1] International Bible Society. (1979). Nueva Versión Internacional (Mt 14.22–27). East Brunswick, NJ: Sociedad Bı́blica Internacional.



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De: Lolis Navarrete Enviado: 17/06/2014 02:39
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