REFLEXIÓN VIERNES 4 DE JULIO DE 2014.
“El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré.” Salmo 91:1-2.
¿Te has detenido a leer, prestando un poco de atención, a lo que dice el Salmo 91? Muchos mantienen todo el tiempo, como si fuese un amuleto para espantar los malos espíritus que rondan las casas, la Biblia abierta, justo en este Salmo. Pero, ¿Saben realmente que está prometiendo Dios a todo aquél que pone plenamente su confianza en Él? “El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré.” Salmo 91:1-2.
Podemos iniciar cada día con la seguridad de que El Padre Celestial nos ofrece cubrirnos con sus poderosas alas de amor y nos ofrece innumerables bendiciones en cada jornada. No es pues La Biblia abierta sobre la mesita de noche ó en otro lugar de nuestra casa, la que nos traerá protección, Es la Palabra de Dios anidada en nuestra mente y en nuestro corazón la que nos lleva a actuar conforme al propósito de Dios y nos trae esa protección divina.
Hay dos formas de salir de tu casa a cumplir tus labores habituales: La primera puede ser: Salir tirando las puertas, apurado, mal humorado, confundido etc. La segunda puede ser: Salir tranquilo, sosegado, en paz, confiado en lo que, entre otras infinitas cosas, Dios promete a los que en Él depositan su confianza: ”Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré. “Salmo 91:14-15. Y como ñapa nos promete en el versículo 16: “Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación.”
Vale la pena que palabras como las del Salmo 91, las estemos recordando en cada instante de nuestros días? Ellas nos darán confianza y seguridad. Como dicen algunos: Con la Palabra de Dios en nuestra mente y en nuestro corazón, podemos salir a cumplir nuestras labores habituales, armados hasta los dientes.
ORACIÓN
“Soberano Dios y Padre Celestial: Gracias porque eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío. Solo tú me libras de las trampas del cazador y de mortíferas plagas; bajo tus alas habitaré seguro. Tú Palabra que es verdad, será mis escudo y mi baluarte. No temeré al terror de la noche, ni a la plaga que acecha a mediodía. Porque te he puesto, Oh Altísimo, como mi refugio y protector, ningún mal habrá de sobrevenirme y ninguna calamidad llegará a mi hogar, en el glorioso nombre de mi Señor Jesucristo.” Amén y Amén.
-FELIZ FIN DE SEMANA
ARBEY SERNA ORTIZ