REFLEXIÓN VIERNES 15 DE AGOSTO DE 2014.

“En los cuales el dios de este mundo ha cegado el entendimiento de los incrédulos, para que no vean el resplandor del evangelio de la gloria de Cristo, que es la imagen de Dios.” 2 Corintios 4:4.

¿Cuantas oportunidades nos ha dado Dios? Nos ha dado la oportunidad de nacer, de crecer, de tener salud, de aumentar el conocimiento, de aprender de la vida y lo más importante, nos ha dado la oportunidad de tener vida eterna por medio de nuestro Señor Jesucristo. “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.” Juan 3:36. ¿Estamos aprovechando bien esas oportunidades que Dios nos pone por delante?

El enemigo de Dios (El diablo), ha cegado el entendimiento de los que NO creen en Jesucristo, para que vivan engañados y para que no puedan ver la senda que deberían estar siguiendo. Pueden ver el mundo físico que los rodea y les fascina, pero son ciegos a las realidades espirituales que Dios ha revelado a la humanidad, como dice la Escritura:“En los cuales el dios de este mundo ha cegado el entendimiento de los incrédulos, para que no vean el resplandor del evangelio de la gloria de Cristo, que es la imagen de Dios.” 2 Corintios 4:4.

Es Dios el que nos ha dado a cada uno de nosotros diferentes talentos y habilidades, porque todos somos importantes ante sus ojos. Hemos sido creados por El Altísimo, con el propósito de hacer buenas obras, las cuales el mismo preparó de antemano, para que vivamos de acuerdo con ellas. Pero Dios espera que llevemos a cabo esas obras no en nuestras propias fuerzas y energías, sino sostenidos en sus poderosas manos, dando gloria a su nombre. Dejando de lado nuestra rebelión y volviéndonos en obediencia a Él.

Es hora de volvernos a nuestro creador reconociendo que todo lo que tenemos ó posemos, es por su infinita gracia y su infinita misericordia. “Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” Romanos 5:8.

ORACIÓN

“Soberano Dios y Padre Celestial: Te agradezco la paciencia, la bondad, el amor y la compasión que siempre has tenido para conmigo. Haz sensible mi corazón a tu voz, para que vea con mis ojos, para que oiga con mis oídos y entienda con mi corazón. Gracias por recordarme las muchas oportunidades que siempre me das, ayúdame a usarlas para darte la gloria y la honra que mereces, en el nombre glorioso de tu amado Hijo Jesucristo.” Amén y Amén.

-FELIZ FIN DE SEMANA-

Arbey Serna Ortiz