¿Puede arrojar la piedra?
"Y como insistieron en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella, E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en la tierra" Juan 8:7-8.
¡Cuán dispuestos estamos siempre a señalar los defectos de los demás y cuán difícil se nos hace reconocer y aceptar los propios! ¡Cuánto nos indignamos cuando vemos cómo atropellan a personas a las cuales somos afines pero, pasamos por alto cuando el atropello procede de nosotros mismos! Nos constituimos en defensores de aquellas causas con las cuales, por alguna razón, nos identificamos, pero maltratamos en ocasiones despiadamente, a todo aquel que difiere de nosotros y que por razones personalísimas no actúa como nosotros quisieramos. Se recurre a señalar el "talón de Aquiles" de aquel, como si éste no tuviera también el suyo; condenando a los demás y justificándose a sí mismos. ¡Oh soberbia y altivez de la naturaleza humana! ¡Cuán grandes y poderosos se creen algunos, con derecho a enjuiciar y fiscalizar a los demás cuando ellos mismos están rodeados de debilidades! ¡Cuán piadosos y de cuanta calidad humana se dicen ser cuando ellos mismos han vivido maquinando contra aquellos que no han cedido a sus obsesiones y caprichos! Si verdaderamente está libre de pecado, puede arrojar la piedra, pero si sabe que usted mismo cojea, procúpese entonces de hacer sendas derechas para sus pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado. "El que piensa eatar firme, mire que no caiga" 1 Cor. 10:12.
"Dice el Salmista en el Salmo 39:4-5
Hazme saber, Jehová mi fin,
Y cuánta sea la medida de mis días;
Sepa cuán frágil soy."
"He aquí diste a mis días término corto
Y mi mi edad es como nada delante de ti;
Ciertamente es completa vanidad
todo hombre que vive"
¡Gracias a Dios por Jesucristo! Y bienaventurado todo aquel que le ha abierto su corazón para hacer la diferencia de este mundo. Bienaventurado y dichoso aquel que ha reconocido su insuficiencia, impotencia y necesida de Dios; aquel que puede confesar de día en día: "Y me ha dicho: "Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo" 2 Corintios 12:9.
Hermanos amados, guardemos nosotros, nuestra salvación con temor y temblor y no tengamos en poco una salvación TAN grande. Nos libre el Señor de caer en semejante falta y nos revele de Su propia naturaleza lo que significa la compasión por las debilidades y los errores de los demás, considerándose cada cual a sí mismo no sea que también sea tentado.
ptr. J. B.
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