REFLEXIÓN VIERNES 29 DE AGOSTO DE 2014.
“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.” 3 Juan 2.
Nuestro Padre Celestial quiere siempre un equilibrio perfecto en la vida de cada uno de nosotros, pero somos los seres humanos, los que nos hemos encargado de impedir que Dios cumpla sus divinos propósitos de Prosperidad material, de salud y de prosperidad espiritual, en nosotros: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.” 3 Juan 2.
En los últimos años han aparecido enfermedades incurables, que se han convertido en tortura para la población mundial: El cáncer, el SIDA, el mal de Alzheimer, la gripe aviar y la porcina, la bulimia, la anorexia y últimamente la llamada Ébola, etc. Dicen los especialistas que el hombre ha contribuido al deterioro permanente de la salud de la humanidad, con la contaminación ambiental, los alimentos artificiales con sus conservantes, edulcorantes y saborizantes.
A todo esto que hacemos, sumémosle algo más: El ritmo tan estresante de vida al que somos sometidos cada día, el consumo de sustancias perjudiciales al organismo como el alcohol, tabaco, fármacos etc. Ahora bien, no contentos con todos estos males, aparece el mercado cruel montado alrededor de ellos: Médicos deshumanizados que se lucran con el mal de sus pacientes; laboratorios farmacéuticos que, por ganancia, se han especializado en crear calmantes para las enfermedades, pero no el medicamento para curarlas. Como dicen los abuelos: -Al caído caerle.-
ORACIÓN
“Soberano Dios y Padre Celestial: Necesitamos tu presencia permanente en muestras vidas, porque más allá de las enfermedades del cuerpo, necesitamos primeramente ser sanados por ti, de una enfermedad peor que se anida en el corazón humano, en nuestra conciencia, en nuestra alma y que, aunque queramos cambiarle de nombre, simplemente delante de ti se llama pecado. Gracias porque en tu infinita misericordia nos diste el divino remedio, santo y perfecto. En tu infinito amor por nosotros, ofrendaste a tu Amado Hijo JESUCRISTO que nos lavó de nuestros pecados con su preciosa y poderosa sangre. A él sea gloria e imperio, por los siglos de los siglos.” Amén y Amén.
-FELIZ FIN DE SEMANA-
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, más tenga vida eterna.” Juan 3:16.
ARBEY SERNA ORTIZ