Ser pastores no es lo mismo que ser buenos pastores. Llegar a serlo y tener el título puede significar un logro para algunos, pero no es un logro para la gente. El logro de ser pastores es celebrado cuando somos la clase de pastores que hacemos bien el trabajo que nos encargó Dios y ayudamos a las personas a alcanzar su potencial y cumplir el sueño de Dios para sus vidas. Sin lograr ser eficaces se puede desatar una gran frustración en nuestras vidas ministeriales, y para que eso no ocurra debemos ser ágiles en aprender y ejecutar los pasos necesarios para ser la mejor clase de pastores y líderes de influencia que podamos llegar a ser.
Ha habido ocasiones en las que he escuchado a algunos pastores quejarse de lo difícil que sienten que es la carga. Los he oído hacer bromas acerca de lo malo que son algunos miembros de su congregación. He tenido la oportunidad de ver a muchos líderes al borde de la desesperación tanto con su llamado como con sus liderados, y considero que la mayoría de la problemática nace de una falta de entendimiento de cuáles son los parámetros correctos para ser un buen líder. Me parece que muchas veces nos encontramos haciendo trabajo que no solo es innecesario, sino que ni siquiera nos corresponde. Incluso he visto a pastores culpar a las ovejas por su cansancio y frustración personal. Se molestan e impacientan con la gente. Lo más triste es ver cuando las ovejas mismas se dan cuenta de que las cosas andan mal con sus pastores y no saben qué hacer ni cómo comportarse. Se en- teran de que todo les molesta y nada les satisface. Harían cualquier cosa por verlos bien y lo hacen, solo para encontrarse con que los pastores siguen frustrados y malogrados.
¿Por qué? ¿Por qué llegan a estar en esa condición estos líderes? ¿Qué fue lo que les sucedió para llevarlos a tal pun- to de angustia y frustración? La respuesta es tan sencilla que casi me da pena dársela: el no seguir, como líderes, los principios que el Señor nos encargó a cada pastor en el salmo 23.
Así es, leyó bien: los principios para pastorear que se en- cuentran en el salmo 23. La mayoría de nosotros cataloga- mos el salmo 23 como un salmo devocional o inspiracional. Parece ser que alrededor del mundo entero solamente lo uti- lizamos para los funerales o situaciones de peligro. Al menos en todas las películas donde exista una escena de funeral, sin falta invocan el salmo 23. Sin embargo, pocos se han per- catado de la profundidad y el volumen de sus implicaciones para el liderazgo.
Si alguien fuese a un seminario bíblico a preguntar dónde se podrían encontrar en la Biblia principios para pastorear sabiamente, lo más probable es que no le contestarían «En el salmo 23». Sin embargo, ahí encontramos ocho de las acciones y los hábitos que Jehová mismo ejecuta como pas- tor. Efectivamente. Allí encontramos los secretos de «el Buen Pastor».
Tomado de Los 8 Hábitos de los mejores líderes – Secretos del Salmo 23 ©20014 por Marcos Witt. Usado con permiso de Editorial Vida.