REFLEXIÓN UNA VENTANA AL CIELO VIERNES 19 DE DICIEMBRE DE 2014.
“Y el ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. Y he aquí, concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre JESÚS. Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo” Lucas 1:30-32a.
En innumerables partes del mundo al hablar de Navidad, esta suena a: Luces, regalos, disfraces, dulces, pinos, alegría y buenos deseos. Sin lugar a dudas, todos estos detalles, nos contagian del espíritu navideño. Sin embargo, en medio de tantas fiestas, no podemos olvidar el verdadero significado de la Navidad, “El Nacimiento del Señor Jesús”.
Esos encuentros familiares que Dios nos permite tener durante estos días, son una buena oportunidad para hacer memoria del Hijo del Altísimo, del Dios hecho hombre y de su infinito amor al venir al mundo para otorgar perdón al pecador. Recordar su encarnación, su vida y obra. Jesucristo es absolutamente único, digno de toda alabanza y de toda Adoración.
¿Cree usted en Él? ¿Porque no le entrega el control de su vida? “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación” Colosenses 1:15. El conoce nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro, no nos avergüenza por nuestro pasado; nos consuela, nos limpia y nos salva. Sólo en sus divinas manos podemos encontrar sabiduría, dirección y paz. El alumbra nuestro entendimiento y su luz guiará nuestros pasos.
Nadie puede, en este mundo, darte lo que no tiene. La verdadera Paz, la felicidad y la plena satisfacción de la vida, sólo la podemos encontrar en aquel que tiene el patrimonio exclusivo del bienestar. Al Dios Padre, al Dios Hijo y al Dios Espíritu Santo, es lo que el hombre y la mujer necesitan. Si has estado buscando en el lugar equivocado, busca a Dios y di como el salmista: “No existe bien para mí que esté fuera de ti.”
ORACION
“Amado Dios y Padre Celestial: Gracias porque nos has librado de la potestad de las tinieblas y nos has trasladado al reino de tu amado Hijo Jesucristo. Gracias porque en el tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados. En ti, amado Jesús, habita toda la plenitud de la Deidad, sea tu nombre exaltado y glorificado, por los siglos de los siglos. Permíteme Dios y Padre exclamar junto a los míos: ¡Cristo ha nacido! y que el coro familiar responda: ¡Gloria a Él! “Amén y Amén.
-FELIZ NAVIDAD-
ARBEY SERNA ORTIZ