Parte 28
Al otro día salimos a buscar una estufita de gas para lo que ya saben y un antecomedor para lo que también ya saben, y así, de esta forma completamos el amueblado de nuestra casa en la cual mi mujercita pudo distribuir y acomodar correctamente los regalos que recibimos en nuestro casorio, que gracias a Dios fueron muchos. Y así, ronca que ronca y vuelve a roncar, se llegó el día en que me tenía que presentar a trabajar, y al hacerlo, me llevé una grata sorpresa, pues me esperaba un autobús de primera clase nuevecito para que yo lo trabajara, y eso me emocionó muchísimo pues tenía yo la posibilidad de ganar más en mi trabajo, emoción que no me duró mas que unos cuantos meses por las razones que les platiqué anteriormente respecto a la salud de mi esposa, y la gota que derramó el vaso, fue cuando mi madre alarmada me comunicó que mi chaparrita se encontraba tirada al pié de las escaleras de su casa, pues había subido al baño y al bajarlas se había caído y no permitía que nadie la moviera de donde estaba por los dolores tan fuertes que tenía, sobre todo en la espalda, así que llegué a la casa de mi mamá lo más rápido que pude, entonces que la levanto como a una plumita gracias a mis poderosos brazos y que la acuesto en un catrecito que ya habían colocado cerca de donde se había caído, poco después llegó el médico traumatólogo que atendía a la familia y ordenó que se le sacaran unas radiografías de su espalda, y cuando estuvieron listas, se veía claramente que no tenía el coxis, que en realidad no se lo habían cambiado por uno de metal pero que tenía severamente lastimadas e inflamadas unas terminales nerviosas de su columna, lo que le provocaba, ya desde hace tiempo esos dolores y que se habían acentuado por los tremendos golpes que recibió por la aparatosa caída y que debería guardar absoluto reposo, por lo que mis padres dispusieron que se bajara una cama a un pequeño estudio en la parte baja de la casa para que mi mamá la cuidara en lo que yo llegaba después de trabajar, situación que me hizo pensar en mi renuncia al Servicio Urbano, la cual presenté poco después con la desaprobación de Don Roberto, compadre de mi papá, padrino de nuestra boda, y presidente de la cooperativa.
Al renunciar tuve mas tiempo de cuidar a mi mujer a quien todo le costaba mucho trabajo hacer, inclusive hasta voltearse, así que pensaba que mi renuncia a mi trabajo fue lo mejor que hice para poder cuidarla en forma más adecuada; Al cuestionarla sobre la forma en que se cayó, me dijo que alguien la había empujado, a lo que mi mamá respondió angustiada que ella no había sido, y por supuesto, le dijimos que como podría creer que nosotros pensáramos que ella tenía algo que ver pues era absurdo inclusive el siquiera sugerirlo.
En ratitos le cantaba a mi chaparrita las canciones que había compuesto para ella y que le gustaban mucho, acompañándome con una guitarra que teníamos en esa habitación, y nos pasábamos el día platicando entre los quejidos constantes de ella, ya que a pesar de estar tomando calmantes, estos no le quitaban el dolor más que a ratos, y así nos la pasamos varios días hasta que...en un domingo en que mis padres, como todos los domingos, salieron a comprar chicharroncitos y un pedazo de lomo enchilado al pueblo de banderilla, yo me quedé solo con mi mujer y fue que nos sucedió algo, que si no fuéramos creyentes, todavía no entenderíamos lo que pasó. Resulta que mi chaparrita en uno de esos momentos de fuerte dolor, se me desmayó, y a pesar de todos mis esfuerzos porque volviera en sí, ella no respondía, y como pasaba el tiempo y ella ni siquiera respiraba, me alarmé, y al no escuchar el latido de su corazón, supuse que el amor de mi vida había fallecido, y empecé como loco a darle un masaje vigoroso a su corazón y gritándole desesperado a Dios que no me la quitara, y la verdad, no se cuanto tiempo pasó, hasta que mi chaparrita dio un fuerte grito y milagrosamente que recupera el sentido, y yo le agradecí a Dios por su misericordia al devolvérmela.
En cuanto se despertó me preguntó que por qué estaba ella allí y yo llorando; que pega un brinco y que toma la guitarra y que se pone a cantar y que me cuenta que tuvo un sueño raro pero hermoso a la vez; y esto fue lo que soñó: Resulta que de pronto se vio caminando por un lugar nada agradable, con piedras y polvo en el camino, y de momento, más allá, que empieza a vislumbrar un campo verde lleno de flores, precioso, y de repente que ve a un hombre al que identificó como Jesús, quién se acercó tanto e ella, que le parecía ver flotar en forma gigantesca solo la divina cara de Jesús, quién le dijo: regresa de donde viniste porque aún no es tu tiempo. Fue cuando despertó con ese grito que me estremeció hasta el alma y olvidando ella por unos momentos en donde estaba así como sus dolencias, tanto, que a partir de esos momentos jamás volvió a padecer de esos dolores, y lo que ella y yo creemos, es que Jesús la regresó a la vida y le devolvió la salud. ¡Glorificado sea el Nombre de Jesús!
Desde esos tiempos, ya Jesús estaba hablando a nuestras vidas y no nos dábamos cuenta de ello.
Cuando llegaron mis padres se quedaron más que sorprendidos de encontrarnos a mi chaparrita y a mi sentados en el comedor y cantando alegremente esperando su llegada para comer; cuando nos preguntaron que había pasado, entre lágrimas y sollozos les conté lo que nos había sucedido, y aunque mi papá se mostró un tanto escéptico, le dio mucho gusto el ver que mi mujercita se había recuperado de una manera inusual, ya que el mal que le aquejaba estaba plenamente confirmado por el médico a través de las radiografías que le habían tomado, lo que no daba lugar a dudas de que lo que habíamos pasado era un verdadero milagro, milagro que se confirmó al sacarle nuevamente otras radiografías de su columna y ver, que inexplicablemente, el coxis que le habían extirpado, se encontraba otra vez en su lugar, ¿cómo la ven?