Esta breve enseñanza expresada en seis pasos, es de gran valor si aprendemos a utilizarla en nuestros trabajos, nos ahorrará grandes problemas laborales y familiares. Normalmente las personas se amargan, no es raro que este sentimiento tome lugar en nuestras vidas. Es que vivimos con otras personas que no piensan como nosotros, que también tienen sus verdades y las defienden y esta realidad no podemos cambiarla.
Quien no sufre una injusticia? Quien no tiene una desilusión? Esperamos algo y sucede otra cosa, acaso no te pasó? Claro que nos amargamos, nos llenamos de broncas, nos duele el corazón. El problema no es la amargura sino el lugar que le damos, porque este sentimiento nos producirá tristezas, nos sentiremos frustrados. Si podemos tomar distancia de él, seremos muy beneficiados, si tenemos que perdonar, perdonemos; si tenemos que callar, callemos. Es mucho mejor!
Existen personas que permanentemente están amargadas y estar con ellas te hace perder las ganas de trabajar en equipo; si puedes, aléjate. Recuerda que la amargura es muy contagiosa.
Pero si el que está amargado eres tú, cuídate que el paso siguiente es el enojo. Es entonces cuando la amargura comienza a echar raíces, dar frutos negativos y ese enojo hace que reaccionemos mal, ya estamos contrariados, algo que sucedió nos perjudica y reaccionamos mal. Aunque pretendemos estar justificados, no importan las causas ni las verdades, porque ese enojo nos predispone negativamente, en algunas personas dura poco tiempo pero hay personas que viven enojadas. Si no sabes dominar el enojo, seguramente pasarás al tercer nivel: la ira. Se te comienza todo a complicar…
La ira ahora es un enojo al que se le asocia la furia, entonces nos irritamos, nuestro corazón comienza a latir fuertemente, en cualquier momento reaccionamos muy mal, nuestro cuerpo cambia de actitud, nuestros gestos la expresan, de nuestras miradas sale fuego.
Si no pudimos tener dominio de estos sentimientos, ellos seguirán avanzando y seguramente comenzarán las nefastas expresiones verbales y la gritería, esos gritos pretenden demostrar nuestras razones y verdades. Pero estos gritos nos llevarán a maldecir, a pretender destruir con palabras a la otra persona, a ofender; es odio irrefrenable y ya después perdimos el control de nuestras relaciones y somos hasta capaces de pensar o hacer cualquier malicia, cualquier maldad.
Como comenzó todo? Con algo que nos amargó y la sabiduría milenaria nos indica: “quítense de ustedes…” y esto de quitar de nosotros nos corresponde a cada uno hacerlo.
Así que, sigamos lo que contribuye a la PAZ y a la mutua edificación. Seguid la PAZ con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Apártense del mal, y hagan el bien; busquen la PAZ y síganla.
Oración: Padre, ruego a favor de mi amigo para que pueda ejercer ese “dominio propio” tan necesario para poder vivir en paz y que la soberbia no lo domine. Gracias Jesús. Amén.
Elías Bajer. Conferencista Cristiano, Consultor Empresarial y Músico