Parte 67
No se imaginan el inmenso agradecimiento que sentí hacia Dios y hacia el hermano Santiago por abrir su corazón a las cosas y pensamientos de Dios, y con el alma gozosa en el Señor, esperé a que mi chaparrita llegara del mandado para platicarle, junto con mis hijos, Claudia y José Luis porque mi hija Belem ya se encontraba en esos momentos en Londres Inglaterra a la que posteriormente le escribí para participarle también de todo lo que nos había sucedido al hermano Santiago y a mí por el amor y la misericordia de Dios y que culminó con lo que ya les hice partícipe a ustedes.
Mi esposa, mis hijos y yo nos abrazamos con profunda emoción sin dar crédito a lo que había pasado, porque de ninguna manera era fácil desprenderse de algo material en favor de otra persona, y menos de una fuerte cantidad de dinero, y mucho menos de una propiedad que garantizaba su pago.
Todo esto que les comento, a muchos les parecerá que fue inventado, porque nadie a conocido a alguien que se haya conducido de esa manera tan especial, sin embargo así fue, y así será en todos los casos cuando en verdad hagamos nuestra la Palabra de Jesús cuando nos dice:
"Busquen primero el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás vendrá por añadidura." y, para buscar el Reino de Dios y su justicia, tenemos que estudiar y meditar profundamente en la Palabra de Jesús contenida en el Nuevo Testamento, haciendo a un lado toda enseñanza recibida hasta esos momentos, en la que nos hemos sumergido para obedecer tiempos, órdenes, formas, métodos y sistemas de humana sabiduría para propósitos que nada tienen que ver con el propósito que Dios tiene para sus obedientes hijos.
Todo esto que sucedió en mi vida y en la de mi familia, me animó aún más para seguir estudiando y meditando la Palabra de Dios dada a Nuestro Señor Jesucristo, e ir escribiendo lo que el Señor ponía en mi mente de acuerdo a ella en su discernimiento espiritual, e ir recibiendo la esencia de los pensamientos de Dios que deberían regir al hombre para que todos regresemos a nuestros orígenes espirituales para encontrar el tiempo, el orden y el propósito de Dios para nuestras vidas.
Mi amada esposa, también se sumergió en tratar de entender la Palabra de Jesús de acuerdo a lo que el Señor me iba revelando, y tanto ha sido su entusiasmo, que cada vez que tiene la necesidad de salir de su casa para hacer sus compras, o por cualquier motivo, es detenida a cada momento por sus vecinos y conocidos para comentarle algo de lo que está sucediendo en sus vidas, o simplemente para conversar con ella, ya que siempre tiene palabras de consuelo para todas ellas, quienes, al tratar de agradecerle sus palabras, ella les dice que todo el honor, la gloria y la alabanza son para Nuestro Señor Jesucristo quién le hace decir todo lo que a ellas, de alguna manera, les reconforta, y les hace la invitación para que no dejen de estudiar en sus biblias la Palabra de Jesús para conocer cada quién, el tiempo, el orden y propósito de Dios para sus vidas y el de sus familias.
Esto se los hago saber, no para ensalzar las virtudes de mi chaparrita, ya que a estas alturas jamás pretenderemos estar por encima de quién nos ha dado manifestaciones reales de su poder y misericordia, y que por lo mismo nos hace decir más que convencidos: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece." ya que Jesús nos dice sin adornos de ninguna especie: "Quién no está conmigo, está contra mí, y quién no junta conmigo, desparrama."
Claro que para hacer nuestras verdaderamente esas palabras y obedecerlas sin discutirlas es tremendamente difícil, ya que nuestra condición humana tradicionalmente egoísta y materialista que nos ha dominado durante siglos, no nos permitirá liberarnos tan fácilmente de ella, por eso, Jesús nos alerta para que convirtamos esa debilidad en fortaleza, ese miedo ancestral en valentía, ese temor hacia lo desconocido, en el anhelo para recibir todo lo que Dios a
través de Jesucristo tiene para todo aquel que así lo quiera, por eso su Palabra dice:
"Esfuércense por entrar por la puerta angosta, porque yo les digo que muchos tratarán de entrar y no lo lograrán. Cuando el dueño de casa se decida a cerrar la puerta, ustedes quedarán afuera y se pondrán a golpear diciendo: ¡Señor, ábrenos! Pero él les contestará: No se de dónde son ustedes. Entonces ustedes comenzarán a decir: Nosotros comimos y bebimos contigo, tú enseñaste en nuestras plazas. Pero él contestará: No se de dónde son ustedes. ¡Aléjense de mí todos los malhechores!