Parte 64
Al salir del consultorio, nos encontramos con la siempre grata presencia del hermano Santiago y su esposa que me habían ido a visitar, y al platicarles lo sucedido, juntos nos pusimos a orar para darle gracias a Dios en el poderoso Nombre de Jesús.
Fui conducido nuevamente a mi cama en donde se me retiraron los puntos de la parte baja del muslo derecho, y a esperar que el médico diera la orden para que se me diera de alta.
Dimos gracias a Dios por todas las atenciones de las que fuimos objeto, en las que no faltó quién dijera, que de quién íbamos recomendados para que eso sucediera, y mi esposa les dijo que esa recomendación venía del amor y la misericordia del Señor, y cuando preguntaron: ¿cuál Señor? mi esposa contestó: de Nuestro Único Señor y Salvador Personal y Suficiente: Jesucristo de Nazaret.
De momento resonaron en mi mente estas palabras:
José Luis, normalmente el hombre pasa toda su vida queriendo conocer qué es lo que vino a hacer a este mundo, es decir, cuál es el motivo fundamental de su existencia, y es por eso que regularmente se ve envuelto en varios conceptos para tratar de entenderlo, y que van, desde imponer sus conocimientos de sabiduría humana, utilizar su fuerza física ó su fuerza mental, hasta manipular sus conocimientos religiosos para obtener beneficios económicos y materiales en el nombre de cualquier Dios en el que han hecho creer a sus seguidores, pero, tú, José Luis, aun cuando debes de respetar cualquier manifestación religiosa, debes de reconocer, que, para que avances en tu preparación espiritual, tienes que respetar los tiempos y el orden y el propósito que Jesús te enseña a través de su Palabra, que como él mismo nos dice que no es de él sino del Padre que lo envió, para dar a conocer el camino a la verdad para vivir en la abundancia en el Reino de Dios en este mundo y a la vida eterna al mundo venidero, por eso Jesús nos dice en su palabra: "Yo Soy el camino a la verdad y a la vida, y nadie viene al Padre si no es por mí."
Fíjate bien en su palabra y medítala profundamente para que entiendas y comprendas cómo y por qué debes de extraer su esencia espiritual, misma que te llevará a querer separar tu actual condición materialista, de tu condición espiritual, la cual ya estás empezando a conocer a través de las experiencias que te ha tocado vivir y que las has soportado con la decisión y valentía que vienen de la Sabiduría de Dios y no de los limitados pensamientos humanos, colocando estos como estrado de los pensamientos de Dios, dejándolos que se separen como se separa el agua del aceite.
Escucha bien José Luis, cuando un ser humano nace, es un vaso nuevo que contiene sólo el aceite espiritual que otorga la vida, y que por lo mismo, está a la atención exclusiva de sus padres para que le sean suplidas todas y cada una de sus necesidades según la capacidad de ellos, por lo que poco a poco, lo van llenando con el agua natural de sus tradiciones, lo que va provocando que el aceite que representa la esencia misma de la vida vaya siendo derramado fuera de ese vaso, y si no nos damos cuenta a tiempo de ello, este aceite podría ser echado fuera de nosotros por completo.
Analizando y meditando en lo anterior, para combatir la impaciencia que albergaba en mí porque se llegara el tiempo para abandonar el hospital, éste se llegó y dando gracias a Dios en el Nombre de Jesús y a Jesús mismo, así como a todo el personal que nos atendió de maravilla, iniciamos llenos de regocijo el retorno a nuestra familia, a nuestro barrio, y por supuesto, a nuestra casa para incorporarnos a su tiempo a la congregación a la que asistíamos varios hermanos en la fe.
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