Parte 59
Regresamos a Xalapa aún sorprendidos por los resultados obtenidos, e inmediatamente nos comunicamos con el hermano Santiago y su esposa para platicarles lo sucedido, ellos vinieron a nuestra casa y nos pusimos a orar en el Nombre del Señor para agradecerle ese milagro hecho en mi persona, y darle el honor, la gloria y alabanza a él, porque sabíamos, que por el poder que Dios le confirió sobre todas las cosas en el Cielo y en la tierra, suceden estas maravillas en el hombre.
A partir de esos momentos, el anhelo de recibir más del Señor fue creciendo, y yo me fui disponiendo cada vez más para meditar profundamente su Palabra en el Nuevo Testamento, lo que no quiere decir, que no nos interesáramos en estudiar y meditar en las Sagradas Escrituras del Antiguo Testamento, ya que en ellas se encuentra el origen y la base que sustenta y da validez a la Palabra de Dios y su voluntad en el Nuevo Testamento, lo que le fue confiado a Nuestro Señor Jesucristo para ser transmitidas por medio de las Sagradas Escrituras del Nuevo Testamento, para recibir, a través de su estudio y meditación, la esencia espiritual de su Palabra que nos llevará al camino de la verdad para que verdaderamente vivamos en su Reino en este mundo, y la vida eterna en el mundo venidero.
Esto debe de hacerse notar profundamente, porque al pueblo judío se le confió la construcción de todo ese sistema primario, para que la energía proveniente de Dios, fluyera hasta donde se encuentra el punto exacto para ser distribuida convenientemente a cada ser humano, es decir, al mundo del alma en donde se encuentra nuestra mente, y ya a partir de ahí, y por medio de Jesús y su Palabra, Dios colocó el swichts de encendido que daría paso a su energía a través del Nuevo Testamento que nos dará todo el sistema necesario para que la energía de Dios llegue al hombre como si éste fuera una lámpara capaz de producir la luz de Jesús, iluminando su ser con la misma intensidad con la que ha aceptado la esencia espiritual de su Palabra, otorgada ésta, a través del discernimiento obtenido por medio de su meditación profunda, de por lo qué, en lugar de rechazar o de menospreciar a quienes cuidan y conservan esa doctrina primaria de otros tiempos, debemos amarlos y respetarlos, y orar por ellos como si fueran nuestros hermanos mayores, y realmente lo son y a quienes Dios les confió preparar lo necesario para que Jesús pudiera cumplir la encomienda a la que fue enviado, aunque ellos no lo acepten. Por eso su Palabra dice:
Ya el segador recibe su paga y junta frutos para la vida eterna; de modo que también el sembrador participe en la alegría del segador. Y se verifica el dicho: Uno es el que siembra y otro el que cosecha. Pues yo los he enviado a cosechar donde otros han trabajado. Otros han sufrido y ustedes se hacen cargo del fruto de sus sudores. (Juan cap. 4: versículos del 36 al 39)
Es importante recalcar, que todo cristiano no puede estar en contra de nadie por ningún motivo religioso, ya que no nos corresponde a nosotros juzgar a los demás por profesar la fe de Dios a través de una doctrina diferente a la nuestra. Ya el profeta Isaías hacía referencia a las autoridades y jefes de la religión judía en sus formas de aplicarla, para que, según sus criterios, el pueblo de Dios aceptara la voluntad de ellos como si ésta fuera la voluntad de Dios, por lo que Dios, a través del profeta Isaías en el cap. 29: versículo 13 decía:
El Señor ha dicho: "Este pueblo se acerca a mí tan sólo con palabras, y me honra sólo con los labios, pero su corazón sigue lejos de mí. Su religión no es más que de costumbres humanas y lección aprendida.
Por eso Jesús les decía a los maestros de la Ley, a los jefes y autoridades religiosas y a los fariseos, y actualmente a todo cristiano que se ha conducido en esa forma.
¡Qué bien salvan las apariencias! con justa razón hablaba de ustedes el profeta Isaías cuando escribía: "Este pueblo me honra con la boca, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me rinden no sirve de nada, y sus enseñanzas no son más que mandatos de hombre.
Pues bien, mi esposa y yo seguimos adelante con los preparativos para la intervención quirúrgica a la que sería sometido, resaltando que todo se fue dando de una manera tan sencilla que no podíamos más que reconocer que Jesús había tomado el control de todo ello para qué así se fuera dando las cosas. Al mismo tiempo, yo seguía estudiando y meditando en su Palabra para ir escribiendo lo que iba recibiendo poco a poco del discernimiento que manaba de ella y que me haría conocer también poco a poco, su esencia espiritual para que en verdad, Dios en su Santísima Trinidad viviera en mí.
Debo decir, que lo que yo estoy recibiendo, es en forma personal, por lo que, lo que yo les estoy comunicando, no debe de considerarse como una verdad sin discusión, ya que los caminos de Dios son inescrutables, y por lo mismo cada quién deberá buscar el camino que Dios le marque a través del estudio y la meditación de su Palabra escrita en el Nuevo Testamento.