La hipocresía es la actitud constante o esporádica de fingir creencias, opiniones, virtudes, sentimientos, cualidades, o estándares que no se tienen o no se siguen. La persona hipócrita finge cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente tiene o experimenta. La hipocresía en si es un tipo de mentira o pantalla de reputación.
Jesús advierte a los fariseos acerca de que esa es su realidad, aparentan una cosa pero son otra. En su origen la palabra estaba relacionada con las máscaras que los actores usaban en el teatro griego, las cuales les ayudaban a poder expresar aquellos sentimientos que la obra en cuestión que representaban les requerían.
El Maestro, con esta palabras, hace una advertencia a sus seguidores a no ser hipócritas y lo contrario, en mi opinión, sería la transparencia total, lo que expresamos fuera es un reflejo de lo que hay dentro, no ha disonancia entre nuestra vida externa y nuestra vida interna. No estoy hablando, por supuesto, de perfección, pero si el deseo y la aspiración hacia la misma.
Eso me hace pensar también en el concepto de integridad, somos de cara a otros lo mismo que somos en nuestro interior, lo mismo que somos para Dios. Vale la pena observar que grado de disonancia hay entre nuestra vida interior y nuestra vida exterior y con honestidad trabajar para que la brecha entre ambas vaya reduciéndose día a día con la ayuda del Señor.
No estamos acostumbrados, no solemos tener el hábito de la reflexión, es decir, inclinarnos hacia atrás para obtener perspectiva pero, si lo hiciéramos, ¿Qué observaríamos acerca de la brecha antes mencionada?