Conversar y actuar
“No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres”.
1 Corintios 15.33
Hay una relación directa entre lo que conversamos y la forma en la que actuamos. Quizás no se note en lo inmediato pero con el tiempo se hace manifiesto.
Esto actúa como la gota que va desgastando la roca hasta terminar con ella, al principio parece no hacer nada pero a la larga termina erosionándola.
La Biblia dice: “no erréis”, esto significa que cuando participamos de malas conversaciones estamos errando, y un error no es más ni menos que llevar a cabo una acción desacertada.
Gran parte de los desaciertos en la vida tienen su origen en las malas conversaciones, las cuales terminan corrompiendo las buenas costumbres.
- Por hablar de ganar la lotería, terminó siendo un adicto al juego.
- Por hablar mal de su trabajo, terminó descuidándolo y desempleado.
- Por hablar mal del futuro, terminó sin proyectarse para el mañana.
- Por hablar mal del dinero, terminó sin ahorrar y en pobreza.
- Por habla mal de la iglesia, terminó sin congregarse y apartado.
En la mayoría de los casos, estas consecuencias tan negativas tuvieron su origen en malas conversaciones, que luego se tradujeron en malos comportamientos.
También tené cuidado con las conversaciones internas, es decir, con lo que te hablás a vos mismo, porque también terminarán determinando tu comportamiento.
En otras versiones la Biblia dice: “los malos compañeros” o “las malas compañías corrompen las buenas costumbres”. No dejes de aplicar este principio también a tus relaciones.
Al encarar tu vida tené siempre presente lo que hablás y con quién te juntás. Porque aunque esto no parezca determinante, lo será en tu forma de actuar.
Yo bendigo tu vida para que en este tiempo puedas alejar las malas conversaciones y las malas compañías y, de esta forma, puedas desarrollar buenas costumbres que te bendigan a vos y a los que te rodean.
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