PREFIERO TENER A JESÚSAquí hay una de las más grandes promesas entre todas las promesas: “No te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5). La promesa es simplemente J-E-S-U-S. Jesús es mi promesa y el centro de todas mis promesas.
Es como aquel viejo himno: PREFIERO TENER A JESÚS:
Prefiero tener a Jesús que tener plata u oro; Prefiero ser suyo que tener riquezas incalculables; Prefiero tener a Jesús que casas o terrenos; Prefiero ser guiado por sus manos traspasadas.
¡Prefiero tener a Jesús! Si logramos comprender que la promesa central de Dios, singular y que convence el alma, está encapsulada en Jesús, entonces todo lo demás decrece. ¡Nada se puede comparar a ésta promesa! Si tienes a Jesús, entonces la respuesta a todas sus otras promesas será: "¡Eso es bueno! ¡Lo creo! Gracias, Señor. Gracias por dejarme beber de esta copa”. Todo palidece en comparación al hecho de que tengo la oportunidad de conocerlo. Puedo caminar con Él. Puedo amarlo. La presencia de Jesús es central, mejor que cualquier otra promesa que alguno de nosotros pudiera tener y solo tienes que pedirlo, es gratis. Él está diciendo: "Sólo clama en mi nombre y yo vendré".
Si simplemente vienes a Jesús, Él resplandecerá en tu vida. Él se convertirá en lo primero y será tu todo. Las personas cuyo enfoque se centra en Jesucristo son las personas que veo caminando en la plenitud de sus promesas. Y las personas que pierden la vista de Jesús y comienzan a enfatizar las promesas más que a Él comienzan a luchar. Empiezan a andar sin rumbo y su viaje se detiene porque no encuentran la plenitud de la vida que se encuentra en Jesucristo.
Deseo muchas cosas para ti porque te amo. Deseo ministerios para ti que vayan más allá de todo lo que has soñado.
Como dice la Biblia: “Busca primeramente el reino de Dios y todas estas cosas te serán añadidas” (Ver Mateo 6:33).
GARY WILKERSON
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