LA UNIDAD
Es fundamental comprender que la unidad
nunca viene por alianzas humanas o de voluntad humana, sino que viene cuando el poder de Dios se manifiesta en aquellos hijos e hijas de Dios que han entendido su verdadera identidad en Cristo.
Bien lo describe la Palabra de Dios en el evangelio según San Juan, capítulo 15 versículo 5: ?Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer? La unidad se manifiesta entonces en una vida plenamente identificada con Cristo, permaneciendo en El; junto a otra vida plenamente identificada en Cristo, también permaneciendo en El; ambos formando parte de una misma vid.
La unidad entonces no se consigue tratando yo de unirme a los que están a mi lado, sino uniéndome más estrechamente con Cristo. Cuando el que está a mi lado también se une más estrechamente con Cristo, entonces la unidad entre esta persona y yo se da como consecuencia de nuestro amalgamiento con Cristo, en la presencia del Espíritu Santo, no como consecuencia de haber buscado la unidad entre nosotros mismos, por nosotros mismos.
Esto explica el fenómeno narrado en Hechos 2:43-47, ?Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos
Esa palabra unánime, que significa literalmente una alma, o sea, una misma mente, una misma emoción y una misma voluntad; sólo puede tener sentido en el poder sobrenatural de Dios, que no anula nuestra propia personalidad, pero establece una misma misión, una misma visión y un mismo destino, para todos nosotros los que creemos en Cristo y hemos decidido vivir pegados a la vid verdadera.
Empezamos ya el Año de la Unidad y la Conquista , 2015, entendiendo entonces que cuando más permanezcamos en Cristo y nos identifiquemos con El, como verdaderos hijos de Papá Dios, tanto más estaremos uniéndonos los unos con los otros, aumentando la sinergia que necesitamos para continuar conquistando el mundo para El.
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