La reacción de los padres frente al abuso de sus hijos
La reacción de los padres frente al conocimiento del abuso en uno de sus hijos puede ayudarlos o generar aun más traumas. Por ejemplo, algunos se enfurecen muchísimo, quieren hacer justicia por mano propia, vociferan y maldicen. De ahí que si usted interviene en una causa debe mantener la calma e invitar a los padres a tomar la misma actitud.
Lo mejor es proceder con la máxima tranquilidad posible. El enojo por sí solo no resuelve la situación ni aporta algo positivo a la causa. David es un claro ejemplo de un padre que se enojó muchísimo cuando supo que su hija Tamar había sido abusada sexualmente por su medio hermano Amnón, 2º Samuel 13:21, pero no hizo nada al respecto. David se enojó mucho, se irritó en extremo, se enfureció y se llenó de ira. ¿Y qué más hizo? Absolutamente nada. No hizo nada con Amnón y, lo que es peor, no hizo nada por su hija Tamar. Ella quedó desconsolada y él "sólo se enojó muchísimo".
Si usted es padre no proceda de ese modo. Si su hijo/a ha pasado por el abuso, no se quede en el enojo, cálmese y haga las cosas como tienen que hacerse. Su hijo/a lo necesita entero, firme en el Señor, dándole fuerzas y esperanzas para sobrellevar todo lo que implica este trance amargo.
Por otra parte, recuerde que no necesita luchar solo cuando Dios quiere darle una mano. Ponga todo su dolor delante de él. Busque en Dios su socorro; inclúyalo en el proceso de restauración. Dios se encargará de su causa, rectificará sus males y los colmará de bendiciones. Donde parece no haber futuro Dios abre siempre un camino de esperanza. Isaías 44:2-3 dice: "Te ayudaré. No temas, siervo mío... Porque yo derramaré aguas sobre el sediento, y ríos sobre la tierra árida. Derramaré mi Espíritu sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos".
No importa que tan malas sean las circunstancias o cuán doloroso haya sido lo vivido. No importa cuántas personas digan que no podrán lograrlo, o cuantas otras intenten destruir sus esperanzas, Dios tiene el poder de abrir fuentes de bendición y que todo cambie para bien. En todos los problemas de la vida Dios trae consolación. Eclesiastés 3:15 afirma: “…Dios restaurará lo que pasó”. Declárelo en voz alta: "Dios restaurará lo que pasó". Tome esta promesa para su vida y, cada día, créala como una realidad que está viniendo.
SILVIA Y JOSÉ LUIS CINALLI