REFLEXIÓN VIERNES 13 DE NOVIEMBRE DE 2015
“Y limpiará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y la muerte no será más; y no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor: porque las primeras cosas son pasadas.” Apocalipsis 21:4.
El día que Adán y Eva pecaron, toda la tierra quedó bajo maldición. Espinos y cardos brotaron y, desde entonces, el dolor y las lágrimas, vinieron al rostro del hombre.
Cuando alguien llora y, en especial los niños, es frecuente escuchar frases como: -No llores, pareces una nena-. -Los Varones no lloran, sea machito-. También a las niñas se les enseña que, el llorar, es muestra de debilidad e inferioridad.
Dice la Escritura, en el versículo más corto de la Biblia: “Jesús lloró” Juan 11:35. No lo hizo porque fuera débil ó inferior. El Santo, el Justo, El Soberano y el Eterno, quién nunca cometió pecado, lloró. El expresó públicamente sus lágrimas. EL SEÑOR JESÚS, se duele con nuestro dolor. El conoce nuestras lágrimas y las causas de ellas. Nosotros, en cambio, aún en circunstancias de mucho dolor, ocultamos nuestras emociones y ahogamos nuestras lágrimas.
En la Biblia leemos que por lo menos, en tres ocasiones, Jesucristo lloró: Lo hizo por Jerusalén antes de entrar a ella por última vez. Estas fueron lágrimas de impotencia. Lloró también con lágrimas de compasión ante la tumba de su amigo Lázaro. Y lloró una tercera vez, en el monte Getsemaní, ante los horrores de la cruz. Estas son las lágrimas de la pasión.
Un día, cuando lleguemos al cielo, ya no habrá sufrimiento, separación ni dolor, y Dios enjugará toda lágrima de nuestros ojos: “Y limpiará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y la muerte no será más; y no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor: porque las primeras cosas son pasadas.” Apocalipsis 21:4.Mientras tanto, puede que hoy corran las lágrimas como consecuencia del pecado ó de las pruebas, pero que consuelo saber que vueltos al Señor Jesús en arrepentimiento sincero, alcanzaremos ese cielo en el que no habrá lágrimas ni dolor.
¿Qué trae hoy lágrimas a tus ojos? ¿Tus malas decisiones?, ¿Ver el sufrimiento de otras personas?,¿Una separación conyugal?, ¿La rebeldía, desobediencia e ingratitud de un hijo?, ¿La desaparición de un ser querido? ¿Una relación de noviazgo rota?, Etc. La verdad es que tus lágrimas, no son insignificantes para el Señor. El mismo te brindará el consuelo.
ORACIÓN
“Soberano Dios y Padre Celestial:”Contadas están mis lágrimas. Ninguna de ellas cae sin que tú tengas conocimiento de ellas. Descanso al saber que estás ahí y que tienes el control de todo. Estás vigilante y atento a la voz de mis suplicas. Ante ti derramo mis lágrimas y tú enjugarás mis ojos y veré con claridad lo que deseas mostrarme. Gozo y alegría vienen de tu mano y de mi vida huirán la tristeza y el gemido, porque en el nombre de mi Señor Jesucristo, tu bálsamo curará las heridas que provocan mi llanto.” Amén y Amén.
-FELIZ FIN DE SEMANA-
ARBEY SERNA ORTIZ