Y pasado un tiempo… le agradeciste a Dios por aquel jefe que te despidió. Tenías miedo de lanzarte a trabajar en forma independiente. Hoy, luego del dolor y esfuerzos, gozas mientras realizas aquello que amas y con amplias libertades para manejar tus horarios.
Y pasado un tiempo… le agradeciste a Dios por aquel colega que te robó un material que ibas a publicar y sacó su propio libro. Eso te movilizó para generar ideas superadoras con respecto al proyecto inicial.
Y pasado un tiempo… le agradeciste a Dios por aquella enfermedad. Si no te paraba la enfermedad, seguías perdido. ¡Pusiste el freno y te diste cuenta de tantas cosas que antes no veías! No la has pasado del todo bien. Pero aprendiste las lecciones pendientes. Hoy estás sereno, en armonía, viviendo y disfrutando cada día de tu vida.
Pasado un tiempo, pasado un tiempo…
¿El tiempo inexorablemente nos empuja a aprender, a mejorar y a vivir con gratitud por el pasado doloroso? No.
¿Entonces? Son las actitudes que desarrollemos y el modo en que tratemos el dolor lo que marcará la diferencia entre terminar derrotados o conducirnos hacia situaciones victoriosas.
¡Qué bueno es apropiarnos de un principio que encuentro en la Biblia: “Sabemos que Dios va preparando todo para el bien de los que le aman”! Podemos no comprender, puede no gustarnos algo que nos sucedió, quizá la situación nos ponga en el compromiso de un mayor esfuerzo. Pero Dios permitió lo sucedido y lo puede reciclar convirtiéndolo en algo bueno.
Siempre termina siendo malo cuando tenemos malas actitudes:
- Cuando gastamos nuestras energías en el enojo y en el deseo que le vaya mal a quien nos lastimó.
- Cuando dejamos de hacer lo que sabemos que tenemos que hacer.
- Cuando no aprendemos y, por lo tanto, no crecemos.
- Cuando nos olvidamos de nuestros principios e ideales y buscamos “atajos” para llegar al triunfo.
Si tan sólo puedes recordar cuánto Dios te ama y de cuántas ya te libró, estás en buen camino. La confianza en Él y tu voluntad para cada día seguir haciendo las cosas lo más correctamente posible, llevarán el dolor hacia situaciones de crecimiento en todos los aspectos de tu vida.
La fe en Dios y la actitud correcta es lo que necesitas para tiempos difíciles. Aprovecha esta situación en lugar de vivir quejándote por ella. Cada hora de queja sólo retrasará aquello tan bueno que puede llegar a venir. Con la ayuda de Dios, vence lo malo con todo lo bueno que Él te permite generar.
GUSTAVO BEDROSSIAN